(Texto de Luis Alberto García Novoa sobre lo sucedido en la reunión entre el gobierno y la Asamblea de cineastas en Cuba):
La Habana.- «Esta (leer al final lo que publica el MINCULT) es la narrativa oficial y oficialista que yo repelo y detesto. Relatoría infiel hasta la médula.
Justamente porque este proceder se ha entronizado en nuestras vidas, es por lo que insistimos e insistiremos en grabar en video y sonido estas reyertas.
Para que luego no puedan hacer estos cuentos de hadas y aparentar que todo está genial.
Cualquiera que NO HAYA ESTADO en esa reunión de manera presencial y lea esta nota informativa, podrïa inferir que aquello fue “dame la mano y danzaremos, dame la mano y me amarás, como una sola flor seremos, como una flor y nada más”. Y después, “el gatico Vinagrito”.
A los ojos de nuestros camaradas de profesión que no asistieron por razones de muy variada índole y de otras muchas personas ajenas al gremio, quedaríamos como ingenuos e insulsos. O cobardes. O peor, tontos.
No. No y no.
Fue durísima esa reunión de hoy. Hace mucho tiempo no escuchaba en Cuba argumentos tan tristemente feroces, expuestos con sinceridad y valentía. Sin miedos. Sin trastiendas.
Tengo tatuada en el hipotálamo la frase de un joven a la mesa repleta de funcionarios culturales y políticos (que no es lo mismo pero es igual): “ayúdenme a no querer irme de Cuba”.
Se les dijo frontalmente a todos esos funcionarios o dirigentes todo lo que han hecho mal, les cantamos las cuarenta (con Rolando Laserie), sacamos a flote sus desmanes, ninguneos, olvidos, esos comportamientos que nos regalan dictados por testosteronas stalinistas y puro viagra de soberbia bruta, sus suspicacias, los linchamientos mediáticos ordenados desde no sabemos dónde.
Alguien pidió hasta sus dimisiones.
Se habló ( mucho) de la estampida de montones de maravillosos y prometedores
jóvenes cineastas y artistas cubanos que han preferido vivir e intentar crear en otros entornos porque acá les resultaba imposible.
Porque ahora mismo habitamos un país donde los sueños están desterrados.
Hablamos de el Cardumen y aquel Manifiesto hoy más vivo que nunca.
De la aplastada y borrada Muestra de Cine Joven.
Del derecho cercenado a la ciudadanía cubana de ver en pantallas las obras de todos esos creadores.
De la CENSURA continuada y la violencia institucional casi por decreto. De la errónea y antidiluviana política cultural que padecemos.
Y se aparecen con esto.
¿En serio? ¿Estuvimos, ustedes y nosotros, durante horas, dentro de la Sala Charles Chaplin, pero en dos dimensiones diferentes? ¿Dos mundos? ¿El Hotel Ambos Mundos?