(Tomado del muro de Facebook de Laritza Camacho)
La Habana.- Estábamos en Aquelarre y el grupo Postdata, dirigido por Otto Ortiz, presentaba en el teatro Mella el espectáculo «Postdata y la religión’.
Volvíamos a la carga con el humor negro…más cuidados los textos, mayor presencia de literatura profunda y mucho cuestionamiento filosófico, donde la religión o Dios eran sólo pretexto para desenmascarar al humano, haciendo visibles nuestras costuras más chapuceras y nuestra doble moral de todo tipo…es difícil ser juez y parte, pero a mi modo de ver, era un buen espectáculo.
Fuimos cuidadosos con la escenografía, los vestuarios, con cada detalle y colgamos carteles gigantes con símbolos de las religiones más conocidas buscando el consenso de unidad, más allá de cualquier diferencia, buscando que la risa y el humor pudiera unirnos a pesar de nuestra diversidad de pensamiento…
«Para no hacer la historia muy larga» como diría Otto…aquello fue censurado a priori.
La estrella de David le molestaba a no sé quién…el espectáculo montado, la función a punto de comenzar, discusión va y viene y Postdata decide quitar el cartel, dejar el hueco vacío, los cables sueltos y hacer el espectáculo…
¿Resultado? Aquella fue nuestra mejor escena…el vacío dijo más que nosotros, el público en pleno pasó a preguntarnos y cada cual se quedó con su mejor lectura…
La censura deja blancos peligrosos para el censurador y espacios divinos de debate y crecimiento para los censurados y sus seguidores…por eso le temen tanto a un papel en blanco… mucho más si ese papel lo lleva sobre su pecho alguien digno como la profesora Alina Bárbara o como el escritor, humorista y mi amigo, Jorge Fernández Era …mucho más si ese blanquísimo papel ronda cerca de la figura de Martí o se pasea por el Parque de la Libertad.
Mientras no tengamos el valor de aceptar las cosas por sus nombres, el valor de discutir y escuchar con sinceridad, el papel en blanco seguirá siendo un grito poderoso y ganador; pura energía potencial… como el silencio