Oscar Durán.- En noviembre de 2022, Miguel Díaz Canel Bermúdez le pidió prestado a Nicolás Maduro el Airbus YV3535 de Conviasa, aerolínea estatal venezolana sancionada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC), y arrancó, junto a seis de sus ministros, por Argelia, Turquía, Rusia y China. Alardeó como quiso, incluso, llegó a decir que todo ese periplo se fue por encima de sus expectativas.
Siete meses después de esa travesía, Canel tiene un país peor. Si le tiramos un paneo a Cuba para ver lo que esos países le han proporcionado, solo encontramos unas termoeléctricas flotantes arrepentidas de encallar en la mismísima desgracia.
Ahora mismo la Mayor de las Antillas tiene apagones a cualquier hora, el combustible anda modo Hawai de vacaciones y los medicamentos, bueno, si quieres medicamentos, el presidente del CDR de mi cuadra tiene todos los que necesitas porque su hijo se los manda del “imperio cruel y malvado.” Sin embargo, el gobierno no te resuelve ni aspirinas.
Nada de lo que ocurre en Cuba es culpa de Estados Unidos. El cubano es víctima de una incapacidad gubernamental a gran escala, liderada por las desastrosas medidas económicas implementadas desde cuando Fidel Castro tenía toda la fe del mundo en Ubre Blanca.
Entonces, no les queda otra que mendigar con países rivales políticos directos de los norteamericanos. Ahora mismo desde el Kremlin están trazando la colonización de La Habana y, para empezar y ser obedientes con los rusos, a los niños de primer grado ya les están enseñando a decir Пионеры за коммунизм, будем как Путин. (Pioneros por el Comunismo, seremos como Putin).
Mientras eso ocurre aquí en la isla, del otro lado del atlántico Díaz Canel anda cogido de manos con su Machi en una nueva gira por Italia, el Vaticano, Serbia y Francia.
Ya se reunió con el Papa Francisco. Con tantos temas importantes por abordar, como el de los presos políticos, al parecer era más provechoso llevar al hijo de Lis Cuesta y presentárselo a Francisco. Esto dejó a más de uno con la boca abierta.
De lo que hizo en Roma no voy a hablar porque terminaré pareciéndome al periódico Granma. Eso sí, la gira del mendigo continuará, seguirá buscando la manera de pedir migajas a cuantos inversionistas se tope. Se quieren abrir al mundo de esta manera, pero nadie les compra a estos dictadores.
Pronto estará de regreso a Cuba con una sonrisa de oreja a oreja. Raúl Castro lo estará esperando para decirle “lo hiciste bien”. Después comparecerá en la Mesa Redonda y volverá a decir lo provechoso que estuvo la gira. “Se firmaron muchos acuerdos y pronto llegarán alimentos e insumos”.
Nada más termine la Mesa, el dólar subirá a 215 pesos. Y el presidente de mi CDR seguirá llenándose los bolsillos vendiendo medicamentos traídos desde “el imperio cruel y malvado”. Es lo que nos toca, cubanos.