Feminicidios, violencia de género y silencio gubernamental

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Por Anette Espinosa

La Habana.- Los casos de violencia de género siguen al alza en el país. Los medios oficialistas hacen silencio cómplice y los de la oposición encuentran las noticias casi siempre con retraso, y la dan cuando pueden confirmarla, algo que a veces se torna poco menos que imposible, por la localización de estos hechos, a veces en lugares apartados de la geografía isleña.

Mientras los feminicidios llegan a 42, ocho más que todos los ocurridos en 2022, cuando aún no hemos llegado a la mitad del año, el gobierno sigue con su silencio, a pesar de haber creado hace unos días, a escondidas, la Dirección Nacional de Defensoría, un instrumento sin perfil claro -al menos por lo que dijo la prensa oficialista en su momento- pero que todo indica que su misión será la lucha contra la violencia de género.

Cuba aprobó recientemente un nuevo Código de Familia, un instrumento jurídico al cual le dieron bombo y platillo en todos los medios, con campañas que llegaron al aburrimiento, con fondos del país para promoverlo, incluso por los barrios, en ese afán indetenible del Castrismo por lograr respaldo, aunque sea aparente.

Pero las muertes de las mujeres, al parecer, no interesan a nadie. Y yo creo que la Dirección Nacional de Defensoría, creada con la presencia de algunos peces gordos de la Fiscalía General y la Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, Teresa Amarelle Boué, va dirigida a evitar que esos hechos sigan disparados, pero no basta con crear instituciones para ponerles coto.

La lucha contra la violencia de género conlleva educar a la población, campañas públicas, medios, agentes del orden, canales para denunciar y personal especializado, y a nada de eso le ha prestado atención el gobierno hasta ahora. Peor aún, no ha habido un pronunciamiento público de ningún gobernante, de ninguna organización política o de masas. Incluso, ni Mariela Castro, la vocera del clan que gobierna verdaderamente el país, y que lleva años en campaña por los derechos de las diferentes preferencias sexuales, ha dado la cara.

Cuando participa en cualquier actividad política, Mariela se dedica a defender al gobierno de las críticas, a hacer loas de la labor que realiza, pero la muerte de las mujeres no le preocupa. Y la muerte de 42 féminas no es un problema menor, en un país donde hay otros tipos de violencia y de maltrato.

A pesar de que no creo nada de lo que dicen los medios oficialistas, me gustaría ver en sus páginas o en sus noticieros un editorial haciendo referencia al tema. Al menos un llamado público, un spot de televisión, o carteles en cualquier lugar público pidiendo respeto para la mujer.

Nada de esto es difícil en un país donde el gobierno es el dueño de todo y no le cuesta nada utilizar los medios masivos, porque son suyos y los manejan a su antojo, como ya demostraron durante la campaña para las pasadas ‘elecciones’ o cuando se les metió en la cabeza que el pueblo conociera el Código de la Familia.

Es hora de que los influencers y los medios alternativos dejen de ser los únicos a los que les interese lo que pasa con las mujeres en Cuba, y sean los únicos que den a conocer los feminicidios, a veces con días de retraso.

Que la población conozca los hechos, que sepa lo que ocurre, es también una forma de evitar hechos similares. Con silencio, para que el mundo que no conoce lo que pasa en Cuba, siga creyendo que somos el país idílico, no se resuelve nada.

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