Por Anette Espinosa
La Habana.- El gobierno cubano acaba de anunciar que financiará el 50 por ciento del precio de los materiales de construcción que venderá a los damnificados por las recientes lluvias en el país. Una locura total de un estado que se gasta cientos de miles de dólares en viajes de sus dirigentes al exterior.
Los que perdieron sus techos, puertas, pisos, paredes o todo junto, no recibirán materiales a precio de costo, o al precio de las importaciones, sino que les venderán lo que tenga disponible el gobierno en sus reservas y les cobrarán la mitad, unas cantidades que pueden ser enormes, tanto como lo que pueden ganar en dos o tres años de trabajo. O más.
El otro 50 por ciento, para las personas cuyos ingresos no resulten suficientes para comprar los referidos materiales, dice una nota de Granma, lo financiará el gobierno, aunque aclara que lo que pagarán las personas naturales puede salir de créditos o subsidios con cargo al Presupuesto del Estado, incluso pudieran solicitar financiamiento de Asistencia Social.
Los damnificados corresponden a las provincias del oriente, desde Camaguey hasta Guantánamo, las más empobrecidas de un país cuyos dirigentes se van a Europa con séquitos gigantescos, formados hasta por peluqueros, pantristas, cocineros, enormes equipos de prensa, ayudantes y escoltas, como hace ahora el presidente, Miguel Díaz Canel, para su gira de unos cuatro días por Italia, el Vaticano, Serbia y Francia.
O como hizo recientemente el rollizo primer ministro, Manuel Marrero, para un periplo de casi dos semanas por varias ciudades rusas, con la intención de negociar algún convenio o conseguir donaciones, en ese ir y venir de pedigüeños que los ha llevado a muchas partes del mundo.
Los viajes de los dirigentes, en aviones alquilados a Conviasa, la aerolínea venezolana, cuestan cuantiosas sumas, que hay que pagar en dólares. Para eso sí hay fondos, pero no para ofrecerle a los damnificados los materiales de construcción gratis.
No se puede esperar otra cosa de un gobierno que aún no ha terminado de levantar las viviendas que se llevó el último huracán en Pinar del Río, justo cuando aparecen otros en el Atlántico, con potencial para volver a hacer daño a la isla. Sin olvidar que muchas de las casasque levantan en la más occidental de las provincias cubanas son de madera y techos de baja calidad, lo cual las convierte en vulnerables ante los vientos de los ciclones tropicales.
En la primera decena de junio, la región oriental de Cuba registró 211 milímetros de lluvia, casi una vez y media el promedio histórico, lo cual provocó inundaciones, derrumbes de viviendas y puentes, destrucción de carreteras y pérdidas de cultivos.
Como es habitual, el ministerio de la Agricultura tampoco se ha pronunciado sobre posibles ayudas a los productores que perdieron sus cultivos, muy diferente a como sucede en cualquier otro país del mundo ante los daños provocados por los fenómenos naturales.