Por Anette Espinosa
La Habana.- Cuba se cae a pedazos, y su gente vive en una miseria desesperante, pero Miguel Díaz Canel, en su condición de Presidente pro Témpore del Grupo de los 77 + China, convoca oficialmente a una Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en La Habana. Es como si los que vivimos acá fuéramos actores de una novela de ciencia ficción.
La reunión, prevista para los días 15 y 16 de septiembre de este año, tendrá el tema “Retos actuales del desarrollo: Papel de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación”, según un mensaje difundido en Twitter por el mandatario cubano, quien apeló a sus palabras de siempre: “la ocasión deberá servirnos para reforzar nuestra unidad y decidir acciones colectivas y prácticas en el enfrentamiento eficaz a los retos contemporáneos”.
No es necesario leer mucho más, Basta con esas palabras entre comillas para preguntarle al mandatario por qué, en lugar de gastarse el dinero en recibir y darle atención a los jefes de estado y de Gobierno que llegan, casi seguro con grandes comitivas, para, supuestamente, buscar «solución a los acuciantes problemas de nuestros pueblos», no se preocupa por el suyo, que no tiene qué comer, cómo moverse o dónde vivir.
https://www.presidencia.gob.cu/es/presidencia/intervenciones/diaz-canel-al-g-77-mas-china-cuenten-con-cuba-y-con-su-compromiso-invariable-de-trabajar-sin-descanso-video/
Según el dirigente cubano, ordenado hace unos días para un segundo mandato al frente del país, “el avance científico-técnico, que es clave para alcanzar el desarrollo sostenible, resulta, sin embargo, inaccesible para gran parte de la humanidad”, entre ellos Cuba, donde todo es posible, pero solo en las noticias que aparecen en la televisión y los medios oficialistas. Cuando sales de ese mundo imaginario que los dirigentes quieren hacerle creer al pueblo, la Cuba de verdad está más atrasada que Haití.
Según una nota que hizo pública su periodista de cabecera, Leticia Martínez, «el mandatario cubano, en su convocatoria a la cita, consideró una paradoja que ‘la ciencia, la tecnología y la innovación estuvieran en la primera línea de respuesta a la pandemia de COVID-19, mientras que sus beneficios resultaban inalcanzables para los más necesitados’”.
Para eso, es necesario cambiar el escenario, dice, y enfatizó que «exige la construcción de una relación más justa y un orden verdaderamente democrático e inclusivo, que privilegie la solidaridad y la cooperación internacionales», que sería algo así como lo que vivimos los cubanos: mal alimentados, sin medicinas, sin zapatos, sin agua, sin electricidad, con un internet pésimo, acosados por la policía y la policía política, con unos medios de prensa que solo dicen mentiras, y obligados a creer en el discurso gubernamental, o por lo menos a quedarnos callados ante él, porque corremos el riesgo de ir a parar a las prisiones, de donde no se vuelve o se regresa muy mal.
Ojalá la Cumbre del G-77 + China sirva para que el mundo vea la realidad de Cuba, pero al final el castrismo se las arreglará para ocultar sus mentiras, para impedir que los mandatarios del mundo vean cómo se vive en La Habana -Y La Habana, que conste, no es Cuba-. Intentarán mantenerlos en las fastuosas casas de visita de El Laguito, en los hoteles de Miramar, y de ahí los llevarán al Palacio de las Convenciones a las sesiones plenarias, y luego a casa de regreso, sin ver el inframundo en el que está sumergida la capital cubana.
Y en esos días el Malecón y esas partes de La Habana Vieja que se pueden visitar los jefes de Estado y Gobierno que lleguen al país, estarán saturadas de policías, o de esos ‘transeúntes’ con camisas de cuadros que conforman el compacto sistema de vigilancia del gobierno cubano.
El G-77 + China surgió en junio de 1964 y en la actualidad cuenta con 134 miembros.