(Tomado del muro de Facebook de Arturo Mesa)
La Habana.- La empresa privada, apareció en el escenario nacional ante la imposibilidad estatal de proveer mercancías y ante el último paquete de medidas para salvar a esas empresas.
En aquel momento, de 1500 empresas estatales existentes, unas 500 presentaban pérdidas y ni el paquete logró nada. Fue la necesidad, la que trajo a la mipyme y una mipyme no es un revendedor de pollo como muchos suelen pensar.
Si el Estado hubiese mantenido un nivel de productos en el mercado a través de sus importaciones, y/o producciones, jamás hubiese permitido la existencia de la empresa privada.
El alza de los precios se debe a la incapacidad del estado de cumplir sus objetivos productivos. Un escenario ideal sería la concurrencia de competencias de uno y otro, en donde ambos luchen por un posicionamiento que a la postre, llevaría a un precio natural del producto.
El hecho de que la empresa privada se lleve las culpas es porque está asumiendo, ella sola, la presencia de productos en un escenario de enormes impedimentos; lógicamente, en esas condiciones choca, o cierra.
La empresa estatal (sostén de una economía socialista) se retira, se limpia las manos, y las culpas van a parar al único que hoy produce.
El tope, tampoco es el problema.
El problema regresa a la incapacidad de la empresa estatal (sostén de una economía socialista) de proveer mercancías. Si usted topa la malanga y mañana tiene 50 camiones entrando en la lisa, no pasa nada, pero no los tiene.
Su incapacidad productiva exacerba el efecto negativo de la medida. Antes de toda la enorme crisis actual, nadie subía la malanga porque en Tulipán y Boyeros estaba sata. Hoy no lo está y si usted no tiene 50 camiones listos para mañana, no puede topar. Una medida, va inmersa en la otra, ninguna por sí sola resuelve.
Lo mismo sucede con el botero. Si tengo un nivel de Gazellas, o guaguas, al botero no le es rentable subir, pero el botero tampoco es el problema. El problema es la incapacidad de la empresa estatal (sostén de una economía socialista) de proveer el servicio de transporte y hacerle competencia al botero.
Ahora bien, existen los ricos y los re-ricos. Y al rico y al re-rico, no le importa el precio de la malanga, porque siempre la va a pagar, sobre todo si tiene un bar, un restaurante, una cafetería o una carretilla. Ahí es donde se traba el paragua y aparece la necesidad de topar porque no es justo que yo vaya a comprar carne de cerdo y lo que quede sea solo con hueso y a 400 pesos, porque la masa, ya la compró el paladar (al único ofertante que existe), desde que el cerdo gozaba de buena salud.
No es la medida en sí, es la incapacidad de la empresa estatal (sostén de una economía socialista) de contrarrestar las carencias.
Por cierto, con la intención de hacer medianamente accesible el tema vivienda en Atlanta, Estados Unidos, fui a ver este fin de semana una casa en venta en una zona bastante atractiva. La casa fue comprada por una organización, de las varias que hay, y puesta a la venta con un precio “topado” de 150 000 usd. Aquí, una ganga. Objetivo: que no sea transformado el barrio, tradicionalmente de gente pobre: Igual, precio topado.