Una batalla puede ser deshonesta, la guerra no

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(Tomado de internet)

La Habana.- La ineficacia del gobierno cubano se hace cada día más evidente. Las intenciones pudieran ser buenas (como aquello del camino al infierno), pero el plan que salve no existe. Es decir, ellos no saben cómo ejecutar la intención, y eso, en sí, es ya invalidante para gobernar. Llegará el momento en que tendrán que ceder, si no es que las concesiones recientes no son un estimado de lo que están dispuestos a ceder.

Ahora bien, en la guerra por lo justo, lo correcto, las opciones y el futuro, no puede haber espacio a la mentira o a la manipulación. Si no se es consecuente, perderás a la larga o ante la opinión internacional. Un medio renombrado como el Wall Street Journal, ha publicado una mentira (para llevarlos bien, diré una noticia no verificada) y ha cometido un grandísimo error. Tan grande, que hasta el Pentágono la tuvo que desmentir. ¡Se imaginan al Pentágono involucrado en este tipo de chisme! Es que la guerra puede ser larga, pero no mentir jamás, porque el enemigo cobra fuerzas cuando mientes, desmiente y en la guerra de las mentiras el último que desmintió se lleva todo el crédito y entonces, ya nada vuelve a ser creído, ni aunque sea comprobable.

Un ejemplo más local lo tuvimos cuando Yunior, cualquiera hayan sido las razones humanas involucradas. Hubo un llamado y ante ello, se espera una consecuencia. Nadie obligó al llamado. Ese momento fue crucial en la seriedad del disenso en Cuba y la batalla por un mejor país. El joven le falló a la ética y con él, todo el movimiento se fue abajo. El gobierno, respiró y se dio hasta el lujo de burlarse. Nada volvió a ser igual.

Cuando alguien se lanza a una guerra, tiene que estar consciente que mentir es bajo y de tramposos y a la larga perderás. Cuando uno se lanza a la guerra, tiene que ser consecuente, defender sus razones con vehemencia y pasión y estar dispuesto a las consecuencias. De lo contrario, tienes que evitar la guerra, porque, si no eres el más indicado, o no estás dispuesto al sacrificio, la causa pierde.

Ayer se dio gusto el viceministro de relaciones exteriores en sus declaraciones, la opinión internacional escuchó y la noble causa de los cubanos de exigir un mejor gobierno, un mejor parlamento y una mejor prensa perdió. El gobierno cubano sí es consecuente en su política, lo que no sabe, es cómo hacer funcionar el país, y eso, repito, en sí ya es un invalidante.

Esa causa nuestra, es justa, es cierta y es genuina. A esa causa, no la van a ayudar nunca las mentiras, ni los odios, ni las manipulaciones. El valor de todas las monedas sucumbe ante la honestidad.

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