Cuba se presta para que China espíe a Estados Unidos y juega con candela

Por Anette Espinosa
La Habana.- El gobierno cubano le ofreció el país a los chinos para que espíen a Estados Unidos desde suelo insular, por «varios miles de millones de dólares», y una vez más juega con candela, según la edición de este jueves del diario The Wall Street Journal.
El influyente rotativo dice que Beijing pagaría muchos millones a La Habana por permitirle a su servicio de espionaje trabajar en la isla, a menos de 100 millas de las costas estadounidenses, para permitir escuchas de una zona estadounidense donde hay muchas bases militares, además de monitorear el tráfico de barcos por la zona.
“China llegó a un acuerdo secreto con Cuba para establecer una instalación de espionaje electrónico en la isla, a unas 100 millas de Florida, informó el jueves el Wall Street Journal, citando a funcionarios estadounidenses familiarizados con la inteligencia clasificada”, dice, por su parte la agencia Reuters.
Por otra parte, John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, advirtió que “no puedo hablar de este informe específico, pero somos muy conscientes de los esfuerzos de la República Popular China para invertir en infraestructura en todo el mundo que puede tener fines militares, incluso en este hemisferio, y hemos hablado muchas veces”.
Según el funcionario estadounidense, «lo monitoreamos de cerca, tomamos medidas para contrarrestarlo y confiamos en que podemos cumplir con todos nuestros compromisos de seguridad en casa, en la región y en todo el mundo”.
La información no sentó nada bien a la administración Biden, uno de los sostenes del castrismo, al que ha permitido vía libre en muchos aspectos, entre ellos la importación de vehículos y alimentos, además de recibir a los migrantes que huyen de la dictadura.
Washington ha hecho la vista gorda con la represión en La Habana, con la apertura de empresas con capital estadounidense, y no ha criticado la violación de los derechos humanos en la isla, cuyo gobierno parece más cerca que nunca de la Casa Blanca, por lo menos desde los tiempos de Brack Obama, del cual Joe Biden era vicepresidente.
China nunca tuvo una base de espionaje tan cerca de Estados Unidos, pero sí la tuvo Rusia, en la ya desaparecida Base de Lourdes, sin funcionar desde hace más de una década, por decisión del actual mandatario ruso, Vladímir Putin.