(Tomado del muro de Facebook del Dr. Onesio Esteban De León Gutiérrez)
La Habana.- OMG es la abreviación de «Oh my God» que significa «Dios mío» en Español.
Y hago esta breve explicación, porque esta fue la frase que se escapó de mi boca, ayer en consulta médica, frente a un paciente…
Resulta que viene hasta mí, remitido de su médico de familia, un paciente que casi no podía caminar. Una vez interrogado y examinado, le diagnostico una Lumbociatalgia derecha de cara lateral, al parecer por una posible Hernia Discal Lumbar, la que se debe confirmar con estudios de imágenes con Resonancia Magnética; pero mientras se gestiona fuera de la provincia, obviamente hay que aliviar el terrible dolor del paciente y su impotencia funcional.
Por tal motivo le indico tratamiento rehabilitador, pues ya su médico de familia le había indicado el tratamiento medicamentoso, el cual revisé y estaba correcto.
Cuando termino de indicar el tratamiento de fisioterapia, le doy las recomendaciones para el hogar y me dispongo a confeccionar el certificado médico para su reposo, es aquí donde el paciente me interrumpe y me hace algunas preguntas…
Rápidamente me doy cuenta que no estaba contento con el reposo, algo muy inusual en los pacientes que atiendo.
Entonces soy yo el que decide averiguar de forma detallada sobre su oficio: y resulta que mi paciente es un operador del Molino de Piedra XX Aniversario, perteneciente al municipio de Chambas, y no ve con beneplácito que yo le indique su reposo médico, porque eso significa no cobrará su salario completo a fin de mes, salario que para mi asombro es de 31 mil pesos cubanos (lo escribo de esta forma para que no queden dudas).
Y como les dije al inicio de esta publicación, en el mismo instante de escuchar esa cifra, se escapó de mi boca un: ¡OMG! Y no porque esté en contra de que a este obrero se le pague dicho salario, ni porque esté en contra de que un trabajador bancario, un policía, un trabajador de Etecsa, un artista o un cuentapropista ganen sustanciosos sueldos.
Tuve esta frase de asombro y frustración, porque de lo que sí estoy en contra es de los salarios que se nos pagan a los médicos y a todo el personal de Salud Pública, pues para que todas esas personas estén «bien» y puedan «producir», obviamente necesitan de nuestra sabiduría para recuperar, cuando se enferman, la tan anhelada salud.
Y esa sabiduría médica no se adquiere de un día para otro, sino que es el resultado de años y años de mucho estudio, y sobre todo, de mucho sacrificio, sacrificio que dicho sea de paso hoy no vemos recompensado; y aunque curar a un paciente y recibir sus elogios nos da satisfacción, seamos honestos, eso no pone un plato de comida en nuestra mesa ni cubre nuestras necesidades elementales…
Pero mi asombro no quedó ahí… Como les dije, revisé el tratamiento medicamentoso indicado por el médico de familia para ver si estaba correcto, y lo estaba, pero cuando el paciente me dijo que había comprado en la calle un ciclo de Truabín (vitaminas inyectables del complejo B) en 5 mil pesos cubanos, yo volví a decir: ¡OMG! Y esta vez agregué:
¡Ese es prácticamente mi salario de todo un mes!
Los que me conocen saben que no soy de contar mentiras.
Todo lo narrado aquí, lamentablemente, es la triste y frustrante realidad de este médico cubano…
Dios permita que, más temprano que tarde, se encuentren soluciones, porque tristemente casi todos los días escuchamos que aumenta el número de las «consultas vacías», y no por falta de enfermos, sino por falta del médico, que con dolor se quita su bata blanca, para realizar otro oficio mejor remunerado, pues no ve en su profesión la solución de sus necesidades personales y familiares.