Por Anette Espinosa
La Habana.- Hay muchos en Cuba que viven de espaldas a la realidad. No solo los gobernantes creen que todo está bien, que avanzamos y que somos la envidia del mundo, sino otros, entre ellos el periodista Julio Martínez Molina, un conocedor del cine que, de vez en cuando, deja alguna de sus perlas en Granma para congraciarse con la cúpula y seguir con sus prebendas.
No seré yo quien recuerde ahora todo lo que ha escrito el cienfueguero, quien suele estar desacertado en la mayoría de las ocasiones en las que intenta defender a capa y espada al régimen. De milagro no ha salido en defensa de Buena fe, porque esas posiciones suelen ser normales en él.
Esta vez no lo hizo para defender a Buena fe, sino para criticar el thriller de la neozelandesa Niki Caro, La Madre, un filme de Netflix, que ambienta en Cuba una de sus partes, aunque la filmación se hizo, en realidad, en Islas Canarias.
Julio dice que “el pasado 12 de mayo el emporio audiovisual estadounidense Netflix estrenó La madre, thriller de acción de la neozelandesa Niki Caro al servicio de Jennifer López, que ambienta parte de su trama en una inexistente Cuba”.
Luego agrega que “la actriz de origen puertorriqueño incorpora a una exmilitar estadounidense que, en pos de recuperar a su hija, raptada por un poderoso grupo de traficantes de armas, viaja a La Habana en compañía de un agente del Buró Federal de Investigaciones” y recuerda que “es la capital cubana dibujada en el filme el garito donde se refugian carteles de la droga y del negocio de las armas, sitio en el cual puede matarse de forma impune y en el que campean asesinos latinoamericanos”.
Asimismo, advierte que “resulta desestimado el aspecto de real importancia, que no es otro que la tergiversación de la realidad de un país con los niveles de seguridad ciudadana más altos del continente, donde no existe comercio de armas ni los traficantes encuentran su guarida, como en la época de los piratas”.
Para Martínez Molina, que vive en su idílico refugio cienfueguero, o al menos eso creo, la vida en La Habana es una panacea, exenta de todo peligro y riesgos, donde la delincuencia no existe, las drogas no se conocen y no hay prostitución. Y yo, que vivo acá, tengo que decirle que está equivocado, aunque tal vez tenga razón en eso de que no hay en la capital cubana armas de fuego, aunque sí puñales, cuchillos y machetes, que igual sirven para agredir y matar.
https://www.granma.cu/cultura/2023-05-21/la-cuba-de-netflix-21-05-2023-18-05-20
Querido Julio: en la capital de todos los cubanos -para decirlo en el idioma del gobierno- tienes que andar a cuatro ojos, porque te asaltan en cualquier esquina para quitarte alguna joya, el celular, la motorina, la bicicleta o el automóvil. Hay denuncias de asalto hasta para robarle una bolsa con comida, a ancianos incluidos. No tienes la más mínima idea de las violaciones de domicilio, de los robos en viviendas habitadas a cualquier hora del día, ni de la cantidad de mujeres -y hombres- que se han convertido en trabajadoras sexuales, incluso adolescentes.
La Habana es, aparentemente, tranquila. Esa es la imagen que intentan vender al mundo, pero no es real. Además, mientes cuando dices que es la ciudad más segura de Latinoamérica. Solo repites lo que dice el gobierno. Incluso, aunque fuera la más segura de la región, dista mucho de ser una urbe segura, porque no puede ser seguro un lugar donde campean la miseria y el hambre, donde no hay transporte y donde la policía solo está para cuidar al gobierno y no a la población.
Una vez más Julio Martínez se equivoca. Otra vez sale a defender lo indefendible y lo hace con falacias, a las cuales nos tiene acostumbrados en esos artículos de Granma, en los que intenta ser un conocedor del cine para mentir por otra parte. Ya te dieron casa en Cienfuegos, te aseguraron vivir bien, o al menos por encima del resto de tus compatriotas y no te tocará mucho más, así que pasa de largo y no sigas con tus mentiras.
La Habana tal vez no sea la de La Madre de Niki Caro, pero tampoco es la ciudad idílica que quieres pintar. Y tú lo sabes bien.
