Oscar Durán.- Cuando Miguel Díaz Canel llevaba un mes al mando de Cuba, un Boeing 737-200 de la aerolínea mexicana Damojh S.A. (Global Air), se estrelló cerca del aeropuerto José Martí, de La Habana, segundos después de despegar con destino a la ciudad de Holguín. Murieron 112 personas; de ellos 101 eran cubanos, seis tripulantes mexicanos y cinco extranjeros. Hubo una sola sobreviviente: Mailén Díaz Almaguer. Era el 18 de mayo del 2018.
A cinco años del fatal siniestro, todavía no hay explicación convincente por parte de las autoridades cubanas y, al parecer, las familias de las víctimas fueron amenazadas por la Seguridad del Estado y mantienen mucho silencio sobre el asunto. Solo Mailén se ha pronunciado en este lustro de tanto incertidumbre y sufrimiento.
“…Dios es justo, pero tengo fe en que el que tenga la responsabilidad pague se culpabilidad. Hay mucho dolor detrás de este 18 de mayo del 2018. Soy parte de los que aún luchan por JUSTICIA en memoria de todos nuestros familiares perdidos ese día…”, escribió Díaz Almaguer en Facebook.
El proceder del gobierno cubano ha sido un desastre. Creó una Comisión del Ministerio de Transporte para “aclarar las causas del accidente”, donde le dieron participación al fabricante Boeing, de Estados Unidos y a autoridades de la aeronáutica mexicana.
Increíblemente, solo tomaron los datos aportados por las cajas negras y los resultados de la caracterización de los estándares aeronáuticos para ese viaje. Como en Cuba no hay equipamiento técnico acorde a la aeronave, las cajas fueron llevadas a Estados Unidos y se determinó que fue un “error humano” porque el piloto despegó con un ángulo de ascenso muy pronunciado.
Aquí hay mucho encubrimiento por todas las partes. A la compañía Boeing no le conviene desenmascarar toda la verdad porque las pérdidas serán multimillonarias y pierden credibilidad en un mercado donde son los reyes. Por su parte, la aeronáutica mexicana posiblemente pagó una indemnización a los familiares de sus compatriotas fallecidos, apoyando la teoría de la multinacional estadounidense.
La dictadura, en tanto, replicó por todos sus medios de prensa la teoría antes mencionada y dio por cerrado el tema. Desvió la atención sobre el estado de salud diario de Mailén y ´sanseacabó´. Nunca dieron detalles sobre el mantenimiento de la aeronave, si cumplía con los estándares internacionales, incluso,a estas alturas, nadie se explica cómo un artefacto de 1979 estuviera volando, cuando el ciclo de vida de un avión comercial es de 25 años y ya este iba por 39.
Por eso, Mailén no debe cansarse en esta lucha. Aunque la dictadura la trate de malagradecida y quiera tapar la verdad de este horrendo accidente, la vida le dio una segunda oportunidad para pedir justicia por ella y por 112 almas inocentes.
