Por Jorge Sotero
La Habana.- Cuba abogó en la Reunión Ministerial de Finanzas de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se celebró en Santiago de Chile, por el diseño de una agenda común para dar respuesta a la crisis económica global, en lugar de preocuparse por crear una para sacarse a sí misma del pantanal en el que lo ha metido el castrocomunismo.
El ministro cubano de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, quien presidió la delegación, dijo en su intervención en la reunión que las múltiples crisis, agravadas por la pandemia del coronavirus, han sumido en la pobreza a los países de la región, según una nota publicada en la página web de la Cancillería.
Regueiro, como es costumbre, «condenó el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, recrudecido a extremos sin precedentes durante la pandemia e ilustró las múltiples afectaciones que esta política criminal causa en las genuinas aspiraciones de desarrollo del pueblo y gobierno cubanos», dice el despacho en referencia a las habituales palabras de los dirigentes de La Habana cada vez que salen al exterior y les toca hablar.
Luego, siempre según el despacho en la web de la Cancillería, consideró «injustificada (la) inclusión del país en la espuria lista estadounidense de países que supuestamente patrocinan el terrorismo, que refuerza las consecuencias en los planos económicos y financieros del bloqueo».
Hasta ahí todo está bien, porque es lo habitual que digan los diplomáticos del castrismo, los jefes de las delegaciones, esos a los que les ponen un micrófono delante y son incapaces de decir que han sido ineficientes, que las políticas erradas de todos los gobiernos, desde 1959 hasta la fecha, han convertido una isla próspera en un país mendigo y empobrecido como ningún otro en la región.
Solo que el ministro, por instrucciones de su gobierno, quiere agendas y programas de ayuda, en los cuales entraría Cuba. Dinero de donaciones, préstamos y créditos que durante 64 años no se supieron ganar, a pesar de que tuvieron a su alcance todo lo que necesitaron para hacer de la isla un lugar maravilloso.
La culpa no es de Regueiro, un peón más al servicio de Díaz Canel y los Castro, sino del sistema que lo formó y que le impide ver más allá de sus narices, para seguir pensando que toda la sarta de mentiras que los Castro repitieron por décadas son verdades rotundas.
Solo que ya nadie cree en los discursos ni las propuestas que salen desde La Habana, que ahora mismo no patrocinará ningún movimiento insurgente en el mundo, pero mucho que lo hizo, por décadas. Venezuela, Dominicana, Colombia, Chile, Bolivia, Argentina, Guatemala, El Salvador y Nicaragua son solo los países de América donde el castrismo dejó huellas por su accionar e influencias, y esas acciones costaron muchas muertes.
Hay otros lugares de África donde estuvieron militares cubanos, como en el Congo, Angola, Etiopía y Argelia. Así que si alguien le pone el letrerito de promotor del terrorismo, que cargue con él, y pague las consecuencias. Porque el gobierno cubano debió preocuparse más por su gente que por armar caos en otros países para intentar empoderar a gobiernos que comulgaran con el comunismo. Eso hiciste, eso pagas.
