(Tomado del muro de Facebook de Arturo Mesa)
No hay papel sanitario, no hay detergente, no hay arroz, no hay, no hay y no hay.
El asunto de las carencias en nuestro país está directamente relacionado con la política de importaciones mantenidas por el estado durante décadas. Para nuestros dirigentes es mas factible comprarle a terceros países que promover la producción interna por miedo al enriquecimiento de algunos actores productivos. Por tanto, la política de preferir importar a propiciar condiciones productivas internas demuestra que nuestras crisis serán eternas y cada vez más agudas.
Hoy se le compra a Rusia, mañana se mueve un poco el tablero y se le compra a China, luego se mueve otra vez y entonces a Arabia Saudita, digamos.Bajo esta estrategia, lo único que logramos es resolver un problema momentáneo de abastecimiento pero la clave del asunto que es el constante suministro y presencia de productos en las cadenas de tiendas se verá más agudizado en cuanto Rusia, China y Arabia encuentren otras razones para no hacerlo más. Y llegado ese momento, (la piedra con la que hemos chocado por décadas), nadie dentro de Cuba podrá reemplazar el papel que esos países desempeñaron en sus respectivos momentos.
En el fondo todo esto se trata de un problema político; se trata del miedo al poder adquisitivo que puedan lograr algunos emprendedores incluso, aunque ese poder adquisitivo individual garantice empleos y estabilidad en los productos de primera necesidad, como ya experimentamos en la distribución de alimentos en épocas de pandemia.
Lógicamente, bajo las condiciones de actuación de la empresa estatal –supuesto principal proveedor- el miedo está más que justificado, porque ellos, quienes no tienen ciertos tipos de trabas, no producen nada y luego la culpa se la echan al arribo tardío del barco –la crisis perfecta— y allá van los politicistas a teorizar sobre el bloqueo: “¿Y por qué no lo quitan, a ver?”, a lo cual yo respondería ¿y por qué no se quitan ustedes, a ver, y buscan alguien que sepa dar con soluciones, a ver?
¿Qué tal si en vez de justificarse de tal manera no se crean las condiciones para que aparezca de una buena vez un verdadero mercado mayorista interno? ¿Qué tal si se otorgan más beneficios fiscales? ¿Qué tal si se apoya más la producción agrícola? ¿Qué tal si se eliminan las tiendas en mlc y se llevan los precios a una verdadera ecuación costo-beneficio? ¿Qué tal si hay más apoyo desde las instituciones financieras a los nuevos emprendimientos? ¿Qué tal si se les quita impedimentos de actuación a los profesionales para abrir negocios por cuenta propia?
-“Nooooo podemos, señor, porque habría que escoger entre el barco de arroz para toda la población y el de sirope para que unos cuantos se hagan ricos vendiendo refrescos; y hemos de suponer que usted prefiera el del arroz, ¿no es cierto?”.
En primer lugar, incluso con ese criterio no hay arroz y en segundo ¿qué tal si ese mercado mayorista lo gestionan los mismos emprendedores independientes y se separa un poco del monopolio estatal? Ah, no se les ocurrió…bueno no se les puede ocurrir porque el miedo al emprendimiento está dado en la siguiente máxima de alguien de cuyo nombre no puedo ahora acordarme: el poder económico engendra poder político o algo así, y a eso es a lo que se le teme…. ¿y saben por qué? Muy sencillo porque lo que interesa no es resolver un problema humanitario para un país que se encuentra en la etapa superior y final del Estado Fallido. Por encima de todo, está la necesidad de mantenerse en el poder, sin que las penurias le aguen los ojos a ningún político. Mantenerse en el poder para que nadie concluya que la revolucion fracasó. Este miedo me parece también injustificable porque la revolución sí triunfó en su momento; la postrevolucion es la que está aniquilando a la revolución.
La orden, desde hace rato, está dada, el objetivo es manipular y, por sobre todas las cosas, manipular bien.
