Por Jorge Sotero
La Habana.- El presidente ruso, Vladímir Putin, está tan convencido de que la situación cubana no tiene arreglo que se olvidó de su ‘amigo’ Miguel Díaz Canel al plantearse la posibilidad de regalar fertilizantes y granos a varias naciones, sobre todo a las africanas, y excluir a Cuba.
El mandatario ruso sostuvo una charla telefónica con su par de Sudáfrica Cyril Ramafosa para analizar, entre otros temas, las relaciones bilaterales y la cumbre del Grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y le manifestó su disposición de ofrecer granos y fertilizantes, incluso regalados a los países africanos.
La información la hizo pública el servicio de prensa del Kremlin, quien destacó que la charla telefónica se produjo por iniciativa de Ramafosa, además de confirmar que la parte rusa mostró su disposición «a suministrar cantidades significativas de granos y fertilizantes a los Estados africanos necesitados, en particular, de forma gratuita».
Ambos mandatarios hablaron sobre otros temas vinculados con las relaciones entre los dos estados, pero llama la atención que Putin se comprometa a regalar granos, por cantidades, y fertilizantes a países africanos necesitados, y en todos estos meses, a pesar de las continuas visitas de allegados suyos a La Habana, y viceversa, no trascendió ninguna acción similar para impulsar a Canel.
El Hombre de la Limonada está entre la espada y la pared, por la crisis económica que vive el país, que incluye todos los ámbitos, pero que es sumamente sensible en la parte de los alimentos, porque no hay productos lácteos, carnes, grasas, verduras ni granos.
El impuesto mandatario cubano debe sentirse como el novio traicionado, porque granos y fertilizantes, además de combustibles, han sido sus principales pedidos a Putin en los últimos tres años, y siempre tropezó con respuestas ambivalentes del jerarca de Moscú, quien se negó a prometer algo y solo dijo que lo sometería a análisis de su gobierno.
Y ahora se aparece y ofrece granos, que pudieran ser trigo y maíz, entre otros, además de fertilizantes, para los africanos, en una posición que es entendible, porque Putin sabe que los africanos no tienen con qué pagarle, y no van a pedir, mientras el gobierno de La Habana pide concesiones, reclama donaciones y no hace nada por pagar la millonaria deuda que tiene con Moscú.
Hasta ahora, Putin le ha mareado la perdiz a Díaz Canel. No le ha dado la espalda, le ha mandado embajadas constantes desde principios de año, encabezadas por personas de su total confianza, pero nada más. Y si las cosas no dan un cambio brusco en los próximos días o semanas, todo seguirá igual, porque el líder ruso sabe que la situación en Cuba está próxima a explotar y él, aunque quisiera, no podrá hacer nada.
No podrá enviar tropas, porque se tropezaría con la oposición de Estados Unidos, y los medios para reprimir pudieran ir a parar al bando contrario, porque a estas alturas muchos analistas piensan que la situación en Cuba ya está resuelta y que el régimen está caído y solo espera que el pueblo decida la hora de su sepelio definitivo.
Putin, entonces, cree que es mejor orientar las ayudas a África, al menos por ahora.