Por Anette Espinosa
La Habana.- La cantaleta gubernamental con lo de los desfiles del primero de mayo continúa. En lugar de pasar página y seguir, ahora pretenden que todos los cubanos salgan este viernes a algún lugar a proclamar su amor a la revolución y a gritar consignas, cuando la inmensa mayoría está preocupada por otras cosas, las importantes de verdad para sobrevivir.
El diario Granma, como es habitual, le dedica el espacio principal de su portada -como no podía ser de otra forma- a convocar a los trabajadores con un titular ridículo: “Con manos y corazón se hace el camino”, algo que no debe extrañar, porque es habitual en el líbelo del Partido Comunista.
Eso sí, reconoce que “Inmensos son los problemas que enfrentamos cada día y, para sortearlos, el país necesita hechos y realizaciones concretas”, aunque no es eso lo que parece, porque sus páginas nunca hacen referencia al hambre que pasa la población, a la escasez casi total de medicinas y ambulancias, y se limitan a recoger las palabras de los dirigentes en las habituales y monótonas reuniones.
Ya Granma sabe que este cinco de mayo, después de una ridícula suspensión por lluvias que nunca cayeron, el país volverá a desfilar y “la Patria contemplará otra vez como sus hijos defienden la ‘gran unidad (…) que debemos cuidar como la niña de nuestros ojos’ -tal cual ha dicho el General de Ejército Raúl Castro”.
Hasta imagino que el periodista tuvo que hacer un ejercicio de búsqueda tremendo para encontrar una frase del menor de los hermanos Castro, y único puntal de la dictadura, para incluirla en su aburrido texto, unas líneas en la que trae por los pelos aquella reunión de Martí, Gómez y Maceo en el ingenio La Mejorana, donde, supuestamente, se trazaron directivas para la guerra contra España, aunque no todo fue color de rosas, porque lo que escribió el Apóstol en su diario lo arrancó el dominicano cuando lo tuvo en sus manos.
En fin, en el país que nada produce, mañana habrá desfile. De nuevo irán muchos cubanos a las calles, unos a defender de verdad a la dictadura, porque así ha sido, y otros porque saben que con salir una hora a la calle justificarán el día libre que les da la dictadura.
Mientras, la isla vive el peor momento de su historia. El país se cae a pedazos, literalmente, y millones de personas comienzan a padecer hambruna y escasez de todo lo elemental para vivir, pero los personeros del régimen no se dan cuenta, porque lo tienen todo resuelto, incluso su tranquilidad espiritual desde sus climatizadas mansiones o sus espectaculares sitios de recreo.
Mañana sería un buen día para salir a la calle, pero no para marchar a favor de la dictadura, sino para no volver hasta tanto los Castro y su camarilla de ladrones dejen el poder. Sería el momento de apresarlos a todos y enjuiciarlos para que paguen por el mal que le han hecho a Cuba.
