Por Jorge Sotero
La Habana.- Por un momento los cubanos pensaron que Cubana, la aerolínea bandera de la isla, había desaparecido. Los vuelos entre la capital y otros destinos dentro del país se suspendieron y los aviones de la compañía, la mayoría viejos aparatos rusos del tiempo de Ñaña Seré, permanecían abandonados a un costado de la pista del aeropuerto internacional José Martí.
Era cuestión de tiempo, y algunos esperaron durante meses una de esas notas de prensa del oficialismo con el anuncio del fin de la aerolínea, pero, luego de mucho tiempo, la situación, al parecer, ha dado un vuelco radical, y ahora se habla de que aviones de Cubana volarán a Canadá, Argentina, Barcelona, incluso a Moscú. Es increíble.
Y para los que creen que exagero cuando me refiero a que no tenían aviones, recuerdo que en la última gira por Europa y Asia que realizó el impuesto presidente Miguel Díaz Canel se usaron aviones de la compañía venezolana Conviasa, aunque tal vez se trató solo de la devolución de un favor, porque tanto el ya desaparecido Hugo Chávez, como su sucesor, Nicolás Maduro, viajaron durante mucho tiempos en aparatos de Cubana.
Lo cierto es que en mayo Cubana volverá a volar a Buenos Aires, rompiendo la hegemonía de Aerolíneas Argentinas, que realiza hasta ahora tres vuelos semanales, entre las capitales de Argentina y Cuba. Y ese vuelo se convertirá en el segundo de la compañía cubana, que mantiene uno a Madrid con una nave alquilada.
Al mismo tiempo, en junio comenzarán los vuelos a Barcelona, según una comunicación de la empresa aérea, que exhorta a quienes viven en la llamada Ciudad Condal y desean viajar a la isla caribeña, a que lo hagan por Cubana, aunque no hace referencias a precios ni cantidad de vuelos a la semana.
Tampoco dice qué aparatos realizarán cubrirán la ruta. Si alguno es nuevo, recién adquirido, o se trata de los mismos aviones cincuentenarios que Cuba tenía en reparación en Rusia, y con los cuales pensaba volar también a Toronto, en Canadá, y cubrir, al menos una vez a la semana, el trayecto entre la capital cubana y Moscú.
En fin, de todo eso nos iremos enterando con el paso de las semanas, porque, como es sabido, Cuba guarda un hermetismo tremendo en cuanto a cualquiera de sus actividades económicas, y la explotación de nuevo de Cubana no escapa a ese eterno recelo del castrismo de mantenerlo todo en absoluto silencio, o al menos en un poco de intriga.
Eso sí, cuando Cubana empiece a volar, que se aprieten bien los cinturones los que decidan ser sus clientes, porque el servicio, que siempre fue pésimo -incluye catering y trato- será aún mucho peor, porque en la isla ahora mismo escasea todo, hasta para el servicio en los hoteles cinco estrellas, donde no hay quesos, ni ningún otro producto lácteo, como mantequillas, helados o yogurt.
Y no se trata de que el Castrismo quiera abarcar mucho y por eso deja constantemente rendijas, sino que la rajadura es tan grande que nadie sería capaz de apostar por un buen servicio en ningún lugar, y mucho menos a bordo de los aviones de Cubana.
Cubana, sin aviones, anuncia nuevos destinos
