Oscar Durán
Salvador Valdés Mesa anda por Granma chequeando el Plan de Soberanía, Seguridad Alimentaria y Nutrición. Por más gracioso que parezca, el vicepresidente cubano viajó desde La Habana a perder el tiempo y darse el lujo de gastar combustible, tan escaso por estos días. Ahora mismo en Pilón, Niquero, Media Luna y Campechuela, municipios por donde realizó el periplo Valdés Mesa, la única seguridad de sus pobladores es el pedazo de apagón que tienen en estos momentos.
¿De qué Soberanía Alimentaria y Nutrición habla este señor? ¿Cómo tiene los santos timbales de declarar abiertamente que los productores agrícolas deben trabajar para sostener las necesidades alimentarias de la población en el más breve plazo? Si todos sabemos las carencias de los agricultores cubanos para sembrar dos o tres malangas, ¿por qué mentirle a los cubanos tan descaradamente?
No le bastó y empezó a hacerse el preocupado por el impago a los agricultores. El típico dirigente que en ese momento quiere resolver todos los problemas, pero cuando da la espalda y se va, el cuartico sigue igualito.
Estoy seguro que ahí había campesinos locos por decirle a Valdés Mesa: “brother, deja de hablar tanta basura y dinos cuándo nos van a pagar la deuda millonaria que ustedes deben hace más de seis meses”. Lógico, ninguno tuvo el valor para eso. Entonces, sigan aguantando callados y pasando 20 mil necesidades. Como siempre.
La historia no acabó ahí. Tuvo su clímax cuando el vicepresidente cubano instó a incrementar las producciones de aceite vegetal de girasol. Uno cree que lo ha leído todo y viene Salvador a tirarse estos números cuando un litro de aceite en Cuba, ahora mismo, cuesta más de mil pesos porque no aparece ni en los centros espirituales.
Así andan nuestros dirigentes, al garete. Nadie les cree. Se la dan de optimistas y salvadores, pero están hundiendo más a la isla junto a millones de almas inocentes.
