Por Fernando Clavero
La Habana.- La entrevista que ofreció recientemente el campeón cubano de boxeo Mario Kindelán a la periodista Julia Osendi para el medio independiente Cibercuba ha encontrado eco en otros exatletas con los cuales coincidió, muchos de los cuales tomaron posiciones al lado del holguinero, que critica al sistema y el ostracismo en que quedan los deportistas en Cuba.
La entrevista titulada «Bicampeón Olímpico Mario Kindelán: Los primeros traidores son los que dirigen el deporte», recoge polémicas declaraciones del boxeador, la primera de las cuales para recordar que apenas salió de Cuba le retiraron los «7.400 mugrosos pesos de mis medallas de oro olímpicas. Tal parece que dejé de ser dos veces campeón olímpico».
En la entrevista queda claro que Kindelán fue siempre un ferviente defensor del sistema y que renunció a muchas propuestas para pasar al profesionalismo, para quedarse en Cuba y defender los colores del país, aunque al final no tuvo más opciones que tomar camino al exterior, como entrenador, para poder sobrevivir. Porque en Cuba, cuando ya no aportas nada al sistema, nadie se preocupa por saber si estás vivo o muerto.
Ahora está en el emirato de Bahréin, donde siempre hubo interés porque él fuera a entrenar, incluso establecieron contactos con los directivos del INDER, «pero tanto en Holguín como en La Habana dijeron que yo no estaba disponible, que si querían ellos le enviaban a otro entrenador».
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«¿Te puedes imaginar que esos mismos dirigentes me decían a mí que yo no tenía las condiciones necesarias para trabajar en la selección nacional o en la ESPA nacional?», le pregunta a la periodista y aclara que los jefes, que nunca practicaron deportes, qué le pueden decir a los campeones olímpicos, y «solo buscan personas que se les sometan, no que dominen su profesión».
Kindelán se lo cuestiona todo, hasta la exclusión del entrenador Alcides Sagarra, de quien dice que lo excluyeron prematuramente del equipo nacional, entre muchas otras cosas, y deja mal parado al director de Prensa y Propaganda del INDER, el periodista Roberto Ramírez, quien intentó presionarlo, mientras vivía en Holguín, para que no diera una entrevista a Cibercuba.
Kindelán no deja títere con cabeza en sus declaraciones en referencia a la situación de los exdeportistas en Cuba y lo contrapone al trato que ha recibido en Bahréin, donde «aprendí el respeto con que se trata a un campeón olímpico: me hacen reverencias, me abrazan, me aplauden, me saludan, se tiran fotos conmigo». Y aclara que el pueblo de Cuba también lo quiere, pero no el INDER, que es como decir el gobierno, que lo mantuvo en un ostracismo total, que lo obligó a vender sus medallas de oro de Sydney 2000 y Atenas 2004 para sobrevivir.
La publicación de Kindelán en la página de Facebook de Cibercuba va por casi 400 comentarios, la inmensa mayoría reconociendo la clase como deportista y persona del bicampeón olímpico, y dándole la razón por sus palabras y sus críticas al gobierno de la isla. En tanto algunos le reprochan que no hubiera aprovechado las oportunidades que se le presentaron unos años atrás, cuando aún estaba en activo.
Uno de los que comenta, Jorge Blanch, aclara que «el Inder como todas las instituciones de este país no manda ni se manda solo cumplen con directivas obsoletas de otras personas que odian al capitalismo, por delante y por atrás le hacen el amor a buen entendedor con pocas palabras».
Entre los comentarios más destacados está el de Dayma Beltrán, la otrora estrella del judo cubano: «Hermanos, infinitas bendiciones y éxitos en tu nueva vida. Hermano de tantos eventos, historias y risas y de todo un poco desde la ESPA Nacional», lo cual llama la atención porque hasta hace muy poco la reina de los tatamis estuvo muy alineada al lado del castrismo.
Beltrán también agrega: «Respeto y honor. El de Mario es mi sentir. Muchas historias semejantes en todos los deportes».
La situación de los deportistas cubanos es lamentable y muchos se arrepienten de haberse quedado en Cuba, de haber vestido los colores del país en competencias internacionales, en vez de haberse ido al exterior. La lamentaciones son constantes cada vez que hablas con alguno que fue grande en cualquier disciplina deportiva.
Hace poco, el otrora estelar voleibolista Abel Sarmiento lamentó su situación, lo mismo que decenas de peloteros y boxeadores, en tanto todo el que puede, y no solo en activo, decide abandonar e irse a residir al exterior, incluso a defender los colores de otros países.
Lo cierto, después de adorar al tirano, como sucedió con el mismo Kindelán, quien dijo una vez «creo en Fidel como cualquier religioso cree en Cristo», los deportistas se dan cuenta, poco a poco, que han sido víctimas de la más brutal manipulación.