El Día de las ‘reelecciones’

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Por Anette Espinosa

La Habana.- En La Habana no hay transporte público y las colas para comprar gasolina son enormes, pero decenas de buses saldrán hoy del hotel que está en Tulipán, en Nuevo Vedado, hacia el Palacio de las Convenciones para ‘reelegir’ a Miguel Díaz Canel como presidente del país para otros cinco años que ya se me antojan funestos, tanto o más que los cinco precedentes.

Puede que la drástica reducción del número de diputados lleve esas sesiones al Capitolio, pero es solo una posibilidad remota, porque a Raúl Castro no le gusta el viejo edificio ubicado en Prado, y sí el Palacio, mucho más cerca de su mansión de la Rinconada, a donde va hasta a almorzar y tomarse un wisky en los o descansos, entre bostezos y momentos de levantar la mano.

Hoy, mientras en Cuba se encuentra el canciller ruso, Serguéi Lavrov, más de 400 diputados levantarán la mano, de manera unánime, para ratificar a Esteban Lazo como presidente de la Asamblea Nacional, y después al Hombre de la Limonada como presidente del país, en uno de los procesos más ridículos que puede verse en país alguno, mientras sus voceros dicen que es el más limpio y democrático del mundo.

Al mismo tiempo, por esas bondades que ofrece la Constitución, el mandatario ratificará a Manuel Marrero como primer ministro, para ratificar la continuidad de la que alardea el castrismo tras la muerte del tirano mayor, Fidel Castro, y la supuesta entrega del poder -mucho después- de su hermano Raúl a la marioneta de Díaz Canel.

Desde ahora quiero advertir que habrá cambios. Alguno de los que encabezan la Asamblea Nacional será sustituido, para que los cubanos piensen que hay renovación. Y lo mismo puede pasar con los viceprimeros ministros, pero ese no será Ramiro Valdés, porque el nonagenario comandante no cederá su puesto hasta el día de su muerte.

Díaz Canel no ha hecho más que continuar el proceso acelerado de empobrecimiento de Cuba, pero aún así seguirá otros cinco años al frente del país, al menos nominalmente, y casi seguro mantendrá como su supuesta mano derecha -porque en realidad lo es del grupo GAESA, que es como decir de la familia Castro- a Manuel Marrero, un primer ministro al que cuesta trabajo encontrarle algún logro en su gestión, como no sea respaldar la construcción y reparación de hoteles, tal vez porque piensa que cuando termina su premierato volverá al ministerio desde donde fue catapultado.

En lo particular, no espero nada -repito, absolutamente nada- de la nueva legislatura, del nuevo gobierno, del ratificado presidente. Parafraseando al ‘ilustre’ Yusuan Palacios, solo es más de lo mismo.

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