Lo central del parque

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(Tomado del muro de Facebook de Jorge Fernández Era)
La Habana.- Hace días prometí que, cuando mi hermana Alina Bárbara López Hernández volviera al Parque de la Libertad de Matanzas los días 18 de cada mes a realizar su manifestación pacífica, haría otro tanto. Si se interpreta mi acción como solidaridad hacia quien tuvo el coraje de oponerse a mi arbitraria detención del jueves 6 de abril, ya tendría razones para hacerlo. Pero me asiste la convicción de que son justos sus reclamos. Los comparto:
Exactamente un siglo atrás, trece intelectuales cubanos protestaron públicamente ante el ministro de un gobierno de antiguos revolucionarios. Ese acto fue considerado el bautismo de dignidad de su generación. Estoy honrando aquel momento sentada cerca de la estatua de Martí en el Parque de la Libertad de Matanzas. La Estatua de la Libertad rodeada de cercas es un símbolo de nuestra existencia: ciudadanos con derechos otorgados por una Constitución y negados por el Estado. Mi protesta pacífica tiene estas demandas:
-Una Asamblea Nacional Constituyente elegida democráticamente para redactar una nueva Constitución aplicable en todas sus partes.
-Que el Estado no se desentienda de la crítica situación de ancianos, jubilados, pensionados y familias en pobreza extrema.
-Libertad para los presos políticos, sin exilio obligatorio.
-Cese del hostigamiento a personas que ejercen su libertad de expresión.
No soy miembro de ningún partido u organización política. No estoy convocando a seguirme, creo firmemente que cada persona debe responsabilizarse por sus decisiones. No exhibo ningún cartel. Solo estaré sentada en protesta pacífica durante una hora en un espacio que es público. Así haré el día 18 de cada mes. Si intentan detenerme, estarían violando la ley y crearían un problema mucho mayor. No espero nada, no temo nada, soy libre.
Los acontecimientos posteriores al 18 de marzo, centenario de la Protesta de los Trece, confirman lo urgente de desafiar la impunidad con que pretenden callarnos la boca. En mi caso, son múltiples los elementos —aparatosa detención, silencio ante reclamaciones legales a órganos competentes, suspensión de un espacio cultural con pretextos traídos por los pelos…— que constatan la no voluntad de dar voz a miles de cubanos que, desde el derecho que les asiste como ciudadanos con cabeza propia que plantan cara la dignidad, claman por una Cuba mejor para sus hijos, muchos de ellos presos desde hace dos años con excesivas e injustas penas que los restan de una sociedad que debía sumarlos.
Hoy estaré junto a José Martí en el Parque Central entre las 5:00 p.m. y las 6:00 p.m. Allá los que, lejos de atender nuestros reclamos, sean cómplices de posiciones autoritarias. En tal caso, se oirá más alta nuestra voz y el Himno Nacional más claro, no importa si me impiden llegar al Parque Central o se les ocurre detenerme.

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