Por Anette Espinosa
La Habana.- Michel Torres Corona, el presentador de Con Filo, que en Granma es Doble Filo, además de repugnante y despreciable, de aburrido y pedante, es un mentiroso empedernido, que hace cualquier cosa por defender a aquellos que le pagan a precio de pollo su deleznable labor a favor de la dictadura.
Con las ‘cositas tan interesantes’ que publicó Granma en los últimos días, admito que pasé por alto, porque no lo vi, un artículo del oscuro personaje de marras titulado “Pasado y Presente”, en el cual, como todo el que no domina bien las técnicas del articulista, empieza con un floreo enorme para, al final, terminar comparando al gobierno que defiende con la dictadura de Fulgencio Batista.
Comienza con la historia de un hombre condenado a 70 años en Estados Unidos por escupir a un policía. Y así, sin más y aunque tenga algo más, la condena es demasiado excesiva. Pero hay que explicar que Larry Pearson, un hombre de 36 años, que vive en el condado de Lubbock, en el estado de Texas, fue detenido por golpear en el rostro repetidamente a una mujer. Luego golpeó el auto patrullero, también en reiteradas ocasiones, y cuando era trasladado a la unidad policial, durante todo el camino escupió a los dos agentes.
El hombre tenía sentencias anteriores, que no estaba cumpliendo aún, por robo agravado y violencia familiar, por las que debía pagar unos 25 años. Y su abogado, porque este hombre tuvo uno que lo defendió -a diferencia de lo que ocurre en Cuba, donde el reo tiene un abogado controlado por la Policía y el Partido Comunista, como sucedió con los presos por los sucesos del 11 de julio de 2021- dijo que la sanción era desproporcionada. Y lo es.
Las declaraciones del abogado aparecieron en los medios de prensa, quienes se hicieron eco de la desproporcionalidad de la medida. Y digo esto porque a los defensores de los condenados, la inmensa mayoría injustamente, después del 11 de julio, no les han permitido expresarse. Incluso, a los familiares de los detenidos, la policía política cubana los ha amenazado. Y a algunos familiares hasta los han encerrado y pagan injustas condenas.
Con estas palabras, creo, se desmontan fácilmente los argumentos de Corona, uno de los personajes más desagradables para la inmensa mayoría de los cubanos, algo que él sabe, porque camina por la calle cabizbajo, para no ver los rostros de desaprobación de las personas que se encuentra a su paso.
Luego, el hombre compara al castrocomunismo con la dictadura de Fulgencio Batista y hace referencia a los muertos que dejaron las hordas de El Hombre, como llamaban al sargento que se convirtió en general y que dominó Cuba por muchos años desde 1934. Y acude a declaraciones del presidente estadounidense John F. Kennedy para respaldar sus posiciones.
Batista, dice, mató a 20 mil cubanos en siete años. Algunos murieron en las calles, en tiroteos con la Policía, otros fueron asesinados a sangre fría, torturados, y no seré yo quien lo niegue, pero que no me venga a decir este señor que el castrismo ha tratado con mano de seda a los cubanos desde que tomó el poder, porque, de hecho, nada más asumir el mando en 1959, fusiló a más de 10 mil personas, de las cuales algunas tenían delitos de sangre, pero otras fueron pasadas por las armas solo por tener posiciones políticas diferentes.
Y esa política se ha mantenido por años. Y a esos condenados, en juicios sumarísimos, no hubo nadie que los defendiera jamás, que hablara por ellos, que presentara pruebas a su favor. El tal Michel Torres, si quiere ser honesto, debería hacer alusión a todo esto. Y citar al Sha de Irán, aquel tirano que gobernó el país persa, que a una entrevista con la ya fallecida periodista italiana Oriana Falacci, le dijo: “¿por qué la gente no se pregunta por qué Fidel Castro se mantiene en el poder después de haber asesinado a más de nueve mil cubanos?”.
Por otra parte, mientras la Cuba de hoy se cae a pedazos y la miseria campea a su antojo, como miseria generalizada, no solo por falta de alimentos y ropa, en la de batista había pobres y mendigos, pero también opulencia, y las ciudades y pueblos eran algo muy diferente a lo que es Cuba hoy. El transporte estaba abarrotado y -ojo a esto- Cuba tenía los mejores indicadores de educación del continente, además de una economía próspera.
Por entonces, uno de los personajes más influyentes de la cultura en América Latina, el senador comunista chileno Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, defendía a capa y espada a Batista y decía que la Cuba de El Hombre era un ejemplo a seguir por el continente, así que tan malo no debió ser el régimen batistiano.
Ya en 1944, en una conferencia en la Universidad de Chile, el autor de Canto General elogiaba a Batista. Sus palabras fueron publicadas el 27 de noviembre de ese año por el diario El Siglo, y les pondré unos extractos: “Ante Fulgencio Batista, capitán de su pueblo, estamos en presencia de Cuba: nadie como él la representa tan poderosamente en este instante, y antaño unos pocos, a quienes él continúa, dejaron dispersos los huesos en cárceles de piedra para que Cuba viviera”.
Más adelante dice que “Batista, como hombre del pueblo, ha comprendido mejor que muchos demagogos el papel de los intelectuales, y honra a toda América cuando lleva a su gabinete a Juan Marinello, el gran escritor multiforme…”, y agrega que “los chilenos damos hoy la mano a Fulgencio Batista, con una franqueza y una sinceridad que llamaríamos chilena, sino fueran condiciones permanentes de Chile”.
Pudo haber usado Torres Corona algunas otras palabras sobre Batista, de quien no digo que fue un santo, pero que no se puede comparar, para representar lo malo, con los asesinos que se hicieron cargo de Cuba en 1959. Al lado de los hermanos Castro, hablando en buen cubano, Batista era un niño de teta, un imberbe que se rodeó de asesinos, en tanto los que lo relevaron crearon hordas criminales y asesinas y se convirtieron en los más grandes manipuladores de masas de la historia de América Latina.
Para finalizar, apelo a unas palabras del hombre de Con Filo o de Doble filo, como quieran, en el que dice que “somos un país con muchas dificultades económicas, un país donde se cometen errores y donde tenemos prácticas que revisar y mejorar, pero no somos una nación secuestrada por una dictadura… al menos no hemos encerrado a nadie 70 años por escupirle a un policía”.
Para desmontar este párrafo necesitaría muchos, pero intentaré ser escueto: Cuba no es un país con muchas dificultades, es un país al que su gobierno, con sus políticas erráticas, ha mandado a la pobreza y a la miseria, donde llueven los errores y no se rectifica ninguno. Y más que secuestrado por una dictadura, lo está de una familia. Y claro, no han encerrado a nadie por escupirle la cara a un policía, han asesinado a miles por pensar diferente, que es mucho más cruel y ladino.
