Por Anette Espinosa
La Habana.- El gobierno cubano se pronunció desde Santa Clara sobre la violencia contra las mujeres, según una nota del diario Granma, pero lo hace a medias, sin reconocer que los feminicidios han explotado en los últimos meses, con cifras que ya alcanzan las dos docenas, y cada vez más cerca de todos los ocurridos el año anterior.
La nota de prensa, que reseña una reunión del impuesto presidente, Miguel Díaz Canel, en la referida ciudad, aclara que “está la voluntad, la experiencia y la base jurídica para enfrentar la violencia de género, por lo que ahora resta articular un trabajo integral para lograr una verdadera transformación social”.
Esas palabras se contradicen, porque no es comprensible que, si existe la voluntad, la experiencia y la base jurídica, sea necesario articular nada. Ya todo debe estar articulado y previsto, con estrategias a gran escala incluso, solo que en Cuba se aprueban leyes y decretos, y la mayoría se engavetan, salvo aquellos que apuntan directamente a la defensa del sistema.
Según Dáz Canel, “la violencia de género, sea cual sea su manifestación, es incompatible con los principios de la Revolución Cubana… no podemos dejar que la mujer cubana sea víctima de violencia”, palabras que suenan un poco huecas si miramos los números y los hechos del último año, que incluyen el asesinato, en la estación de policía de Camalote, de una joven a manos de su expareja, delante de los agentes, a los cuales les pidió ayuda y protección.
La nota de Granma habla de prevenir y evitar, en multiplicar espacios de ayuda a la mujer, incluso de perfeccionar las estadísticas, porque muchas de ellas, admite, están sesgadas. Y reseña unas palabras de la doctora Clotilde Proveyer Cervantes, socióloga de la Universidad de La Habana, quien advirtió que hay que ver la violencia de género como un problema social, a lo cual agregaría yo que muy grave.
El despacho florea sobre el tema y se va por las ramas casi todo el tiempo, pero al menos es importante que en algún momento salga a escena un problema que tiene en alerta constante a la opinión pública y de lo cual los medios cubanos, que es como decir el gobierno, permanecen ajenos.
Los casos de feminicidio, que suman 24 -los conocidos- en lo que va de año, solo se conocen por pronunciamientos de vecinos y amigos en las redes sociales, o a través de los medios alternativos, que, generalmente, utilizan a las redes como fuentes.
Nunca un medio del oficialismo se refirió al tema, cuando no haya sido para dejar clara alguna situación que afectó a sus instituciones, como ocurrió con el mencionado feminicidio en Camalote, Camagüey, supuestamente explicado después en una comunicación del ministerio del Interior para intentar lavar la pésima imagen que dejaron sus agentes en aquel lugar, al dejar morir a la muchacha de 17 años, a manos de su asesino.
Admito que la nota de Granma sobre la reunión en la que participaron mujeres de varias provincias y algunos de los máximos dirigentes del país, incluyendo al presidente, no creo que vaya a cambiar mucho, pero al menos es un reconocimiento de que la situación es preocupante, aunque ninguno lo haya dicho así, al menos explícitamente.