Por Anette Espinosa
La Habana.- El impuesto presidente Miguel Díaz Canel admitió, durante las conclusiones de una visita integral que hizo el secretariado del comité central a Villa Clara, que el Partido Comunista no funciona. Vamos, que no lo dijo así, pero es lo que se puede inferir de una nota de Granma.
El despacho de prensa, titulado “Si el Partido funciona, no hay problema sin solución”, destaca que “para resolver las situaciones complejas resulta decisiva la consagración de los cuadros -como llama a los dirigentes-, el funcionamiento de los núcleos y la ejemplaridad de la militancia”.
Y como en estos años se han amontonado los problemas, uno encima de otro, hasta hacer una montaña tan alta que ya no se puede alcanzar la cima, yo puedo decir que el Partido no funciona, por las mismas sanciones que enarboló el impuesto mandatario.
La famosa consagración de los dirigentes es una utopía. Los de arriba, los que están por encima de él, incluso, solo se preocupan por sus fortunas personales, por sus vidas llenas de lujos, por asegurar el futuro de sus hijos, nietos y bisnietos, mientras los que están por abajo solo piensan en subir en ese escalafón, en hacerse de buenas casas, asegurar algún negocio o un cargo importante para el más allá, para cuando dejen el puesto que tienen en el momento.
Usted, amigo lector, y yo sabemos, que los dirigentes del Partido Comunista no regresan nunca al lugar de donde salieron. Y como ejemplo pongo el de Marino Murillo, el que puso rostro al ordenamiento, el supuesto responsable del fracaso económico cubano, quien, después de ser cesado de sus funciones, fue empoderado como máximo jefe de todo lo relacionado con el tabaco en Cuba.
Los núcleos, esas organizaciones que funcionan a la sombra en los barrios, centros de trabajo, hospitales y escuelas, solo sirven para vigilar a aquellos cuyas ideas no comulgan con las del gobierno. Solo sirven para chivatear y para denunciar superficialidades, porque a lo profundo nunca entran, ni se atreven jamás a dirigir sus cañones hacia arriba, porque sus rectores lo tienen todo tan bien controlado que no se les permite. Así que, Díaz Canel, no engañes a nadie con ese razonamiento.
Por otro lado, el también primer secretario del PCC, habla de la importancia de la ejemplaridad de la militancia como condicionante para las soluciones, y uno lee la frase y no sabe a ciencias ciertas qué decir. Solo me pregunto a qué ejemplos hace referencia: No debe ser a la suya, cuya vida es una panacea total, sin complicaciones de ningún tipo, con una mansión en La Habana y con su familia y la de su esposa acomodadas a todos los niveles.
¿O se refiere a los Castro que también son militantes, o a la familia de Ramiro Valdés? Esos, como los Esteban Lazo, o los generales barrigones, o los ministros, deberían dar el ejemplo, hacer colas, vivir con lo que se vende por la bodega, sufrir en los hospitales, pedir medicinas en las redes sociales, caminar 10 kilómetros para trabajar, o andar sudorosos y con pestes, incluso con hambre.
Eso sería dar ejemplaridad, pero no es a eso a lo que se refiere el mandatario. El quiere que el militante del Partido, aquel que enrolaron -o se enroló- engañado, el obrero, el intelectual honesto, denuncie, baje la cabeza, no proteste, apoye todo lo que se diga desde arriba, y asista a cuanta actividad de apoyo al gobierno se convoque, sin poner jamás un pero.
Juro que no pude leer la nota de Granma. Me bastó con el título y el bajante para sentir náuseas. Y lo mismo me pasó cuando vi las fotos, en todas las cuales aparece el Hombre de la Limonada muy sonriente y feliz, rodeado de algunos que no lo están tanto, y con sus escoltas listos para entrar en acción, como no puede ser menos para un hombre al que la población no le tiene la más mínima confianza y ni un poco de cariño.
En otras aparece rodeado de los barrigones de siempre, esos que constituyen, desde las direcciones intermedias del Partido, o de las empresas, el sostén del régimen, de un sistema que camina sobre la mentira, el engaño y la manipulación, en lo cual Granma, como vocero, cumple muy bien su papel.