Por Anette Espinosa
La Habana.- La aguda crisis económica que vive Cuba afecta a la mayoría de la población, incluidos aquellos que trabajan para el sistema, como los periodistas de los medios oficiales, cuyos salarios apenas alcanzan para comprar lo que venden por la libreta de la bodega y sobrevivir unos días más.
En los últimos días, según fuentes de El Vigía de Cuba en varios medios, se alzaron voces de protesta en la capital y en algunas provincias, para exigir una revisión de los salarios, en medio de la galopante inflación que afecta al país por la incapacidad gubernamental para garantizar bienes de consumo, que no solo alimentos.
«No tenemos ni zapatos. Con lo que ganamos en un mes apenas podemos comprar un par y luego no tendremos con que comer en esos 30 días, dijo un periodista del periódico Vanguardia, de Villa Clara, y prometió decirle en persona a Bolivia Tamara Cruz, la presidenta del gremio en la central provincia.
Mientras, en una tertulia informal en la redacción de Juventud Rebelde, uno de los presentes dijo que no todos tienen la suerte de Alina Perera, quien formó parte del staff durante muchos años, pero que ahora trabaja en el equipo de Díaz Canel, y tiene todos sus problemas resueltos.
-Alina no se puede quejar. No tiene que hacer colas ni preocuparse por ropa o zapatos, porque ella viaja con El Uno-comentó uno de los periodistas más viejos del equipo, presente en la conversación, en referencia a los viajes al exterior de Perera con el equipo de prensa del impuesto mandatario.
En esa misma conversación, uno de los jefes de redacción propuso hablar sobre la posibilidad de un aumento salarial con Ricardo Ronquillo, que fue por años del equipo de Juventud Rebelde y ya lleva cinco como presidente de la UPEC a nivel nacional, sin que la situación de los periodistas, como era de esperar, haya mejorado en algo.
En el sistema de la radio, a pesar de que es más fácil, tener dos trabajos o hacer más de una función, también hay quejas, porque cada vez todo está más caro. En el Informativo se han producido algunas bajas y la situación con el personal es dura, aunque no tanto como en Radio Reloj, donde el éxodo ha sido casi masivo, porque es difícil sostener el ritmo de trabajo y pagan muy poco.
Hasta en Prensa Latina, el más privilegiado de los medios cubanos, porque ofrece viajes al exterior como enviados especiales, además de oficinas para trabajar de forma permanente en otros países, los periodistas se quejan, sobre todo aquellos a los que no les toca volar.
En días recientes, luego de salir de una reunión que celebran habitualmente con el director los viernes, un grupo se quedó hablando sobre los salarios, y uno de los presentes admitió que todos los que se fueron en los últimos meses por los volcanes, o abandonaron la agencia, hicieron bien. Y agregó que hacen bien, también, en no volver los que están en las corresponsalías en el exterior, porque al menos ganan un salario en dólares y pueden ayudar a las familias y traer lo que necesitan para sobrevivir un tiempo.
Lo cierto es que, contrario a lo que pudiera parecer, los periodistas cubanos reciben salarios bajos, insuficientes para vivir, para mantener a sus familias por muy pequeñas que sean. Incluso, algunos prefieren no jubilarse o hacerlo y contratarse de nuevo, para buscar un poco más de dinero, aunque muchos mueren en el ejercicio de la profesión.
Los trabajadores del gremio son cuestionados desde todas partes. Primero, por los que dirigen y controlan a la prensa en Cuba, que quieren que hagan milagros, luego desde el exterior, porque los cubanos residentes en infinidad de países los consideran mercenarios, y terceros por los propios cubanos de adentro, que creen que todo el que hace periodismo es un lamebotas al estilo de Humberto López, Oscar Sánchez, Joel García, Randy Alonso o Rosa Miriam Elizalde.
En los medios cubanos hay buenos periodistas y buenas personas, que no comulgan con el régimen pero tienen que vivir y se dedican a escribir de cualquier tema sin entrar en apasionamientos comunistoides como los señalados en el párrafo anterior.
Malestar entre periodistas del oficialismo por situación económica
