Por Anette Espinosa
La Habana.- El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, informó este jueves que los suministros de trigo de su país a América Latina y el Caribe aumentaron un 48.8 por ciento el año anterior, pese a lo cual en Cuba no hay pan, ni harina, ni dulces, porque, al parecer, esas exportaciones del país euro asiático, no van dirigidas a Cuba.
El canciller ruso también informó que, pese a las sanciones y la presión política de Estados Unidos y la Unión Europea, las exportaciones de Moscú a la región latinoamericana y el Caribe, crecieron un 3.8 por ciento.Y acá entran todos los productos, desde el petróleo al trigo.
También habló Lavrov del aumento de los envíos de fertilizantes y derivados del petróleo, los cuales, al parecer, tampoco llegan a Cuba, porque en esta isla no hay combustible ni para las ambulancias, y ni hablar de fertilizantes, porque cada vez son más las quejas de los campesinos por la falta de abonos para sus cosechas.
Lavrov se queja de la falta de apoyo de las Naciones Unidas para facilitar 23 millones de toneladas de cereales y 20 de fertilizantes a los mercados mundiales, en medio de las sanciones, que impiden que millones de toneladas permanezcan bloqueadas en puertos rusos.
Según el diplomático, una delegación de su país visitará en los próximos días Brasil, Nicaragua, Venezuela y Cuba, para negociar temas relacionados con la exportación de estos productos, pero nosotros, los cubanos, sabemos que acá, en esta isla nuestra que se muere de hambre, no llegarán a ningún acuerdo, porque el gobierno no tiene dinero para pagar por las producciones rusas.
Cuba solo puede recibir donaciones, o comprar trigo de la peor calidad, de ese que en otros países lo destinan a comida animal, y que acá se usa para el pan de la población, el que venden en la bodega y que se pone mohoso al momento.
¿Entonces, el aumento de las exportaciones de las que habla Lavrov para América Latina y el Caribe a dónde van¿ Pues a cualquier parte, sobre todo a Brasil, Colombia, Bolivia, Argentina, República Dominicana, Uruguay y México, pero no a Cuba.
Rusia, que quede claro, no le regala, ni le regalará, nada a Cuba. El gobierno de La Habana tiene y tendrá que pagar por cada barril de petróleo ruso, como por cada libra de trigo, porque Moscú no va a hacer ni una excepción más con los Castro, a los cuales se ha cansado de regalar cosas, desde equipamiento militar hasta medicinas, o abonos, por mencionar solo unas cosas.
Las declaraciones del canciller ruso constituyen una muestra más de la importancia de América Latina para Moscú, y no así Cuba, cuya balanza comercial con Rusia es irrisoria y se restringe apenas a un poco de ron y otro de tabaco, más algunos barriles de petróleo en sentido contrario, cuando el gobierno cubano tiene cómo pagarlo. Si no hay plata, no hay productos rusos, por más que los medos cubanos le den destaque total a las delegaciones rusas que llegan a La Habana, como si de Moscú fuera a correr de nuevo el maná que necesita el castrismo para sobrevivir.
Aumentan los suministros de trigo ruso a América Latina, pero en Cuba no hay pan
