Por Anette Espinosa
La Habana.- El venidero 19 de abril se desarrollará la Sesión Constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, lo cual quiere decir que ese día se conocerá el nombre de quien, supuestamente, regirá los destinos de Cuba por los próximos cinco años.
Luego de la farsa electoral de marzo pasado, la obra teatral tiene que terminar y, por esa razón, el Consejo de Estado, convoca a una sesión de la recién elegida Asamblea Nacional para decidir quiénes ocuparán los cargos más importantes del país, aunque todos sepamos que el más importante de todo ni es seleccionado ni elegible, porque ese corresponde al anciano Raúl Castro, quien rige, medio en la sombra, los destinos del país.
Según una publicación en Granma, “El Consejo de Estado, conforme a lo establecido en la Constitución de la República y en la Ley No. 127 Ley Electoral, de 13 de julio de 2019, acordó convocar a la Sesión Constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su X Legislatura, para el día 19 de abril de 2023, a las 9:00 a.m.”
Luego agrega que “La Asamblea Nacional del Poder Popular, al constituirse para una nueva Legislatura, elige de entre sus diputados a su Presidente, Vicepresidente, Secretario y demás integrantes del Consejo de Estado”.
Aunque no vaya a imaginar nadie que las elecciones ocurren allí con total transparencia. No, allí llega todo cocinado, con las propuestas hechas de antemano, con aprobación de la familia Castro. Incluso, a ese momento se va hasta con los discursos preparados.
Así que Esteban Lazo será reelegido, una vez más, como presidente de la Asamblea Nacional, a pesar de su edad avanzada, de su incapacidad intelectual, y de su léxico en extremo limitado. Y, tal vez, para la imagen de cambio, Ana María Mari Machado, quien ocupa actualmente la vicepresidencia, pueda perder el cargo, aunque a Miguel Díaz Canel, quien casi seguro será seleccionado para otro mandato de cinco años al frente del país, le gustaría tenerla cerca, porque se trata de una de las personas de su entera confianza.
Ese día, ”Además, elige al Presidente y al Vicepresidente de la República; y designa, a propuesta del Presidente de la República, al Primer Ministro, a los Vice primeros ministros, al Secretario y demás miembros del Consejo de Ministros”, aunque parece poco probable que vayan a ocurrir cambios trascendentales en el aparato de gobierno.
No ocurrirán, por cierto, porque la eficiencia de un funcionario en Cuba no se tiene en cuenta. Acá solo se mira su fidelidad y lo demás todo es figurativo. No hay transporte y el ministro del ramo sigue al frente. La economía es un desastre y no se busca a nadie capaz de cambiar la situación. Mueren decenas de niños por causas desconocidas y el titular de Salud sigue cual si nada hubiera pasado.
Igual, nada funciona y el Primer Ministro continúa paseando su voluminoso abdomen por el país sin proponer nada ni resolver nada, sin trazar estrategias para salir de la más grande crisis económica y social de la historia de Cuba.
Y lo mismo se puede decir del presidente. Continuará generando memes, recordando cada día, twits mediante, todos esos sucesos que ocurrieron hace más de 60 años -incluso algunas de las frases locas del gran culpable de la situación actual de Cuba, Fidel Castro- pero no hará nada ni propondrá nada con la intención de sacar adelante al país.
El Hombre de la Limonada, o el artífice de la continuidad, continuará otros cinco años en el poder. Y lo peor de todo es que no tendrá facultad de decisión alguna, al menos hasta que muera Raúl Castro, algo que está próximo a ocurrir, y entonces alguien se llene de valor y enjuicie a toda su zaga por ladrones, incluso por asesinos.
Así que para el 19 de abril no esperen nada nuevo. Solo habrá un poco de fanfarria, discursos huecos y mal leídos, y nada más. Una nueva Asamblea Nacional no traerá nada nuevo para Cuba.