Por Yoelbis Arbelo
Matanzas.- El accidente en la termoeléctrica Antonio Guiteras, de Matanzas, dejó un muerto. Otra persona más que pierde la vida en un supuesto hecho fortuito, esos que cada vez se vuelven más habituales y sobre los cuales no se investiga nada, porque la palabra «accidente» hace que se archiven como tal y no se busquen responsables.
En la madrugada de este sábado, luego de encontrar un cádaver y rescatar a dos heridos, se interrumpieron las labores de salvamento por el riesgo de que algunos de los que participaban en ellas quedaran sepultados también, según informes de las autoridades a cargo.
Las formaciones de hollín en las paredes de la chimenea, con peligro de caer sobre los rescatistas, obligó a paralizar las labores de rescate, en tanto los especialistas buscarán otras vías para llegar hasta el lugar donde se encuentra Lázaro Frank Montero Pita, el que permanece sepultado bajo los escombros del derrumbe.
Los cuatro hombres, trabajadores de la Empresa de Construcción y Montaje Especializado, retiraban hollín e inscrustaciones de vanadio en el interior de la chimenea, una torre de 110 metro de altura, cuando se produjo un derrumbe en el interior, que los sepultó, sin que hasta ahora quede claro si pudo evitarse o no.
Los que vivimos de cerca lo acontecido en los depósitos de combustible de la terminal de supertanqueros de Matanzas, dudamos cada vez que nos dicen que hubo un accidente, porque la muerte de los bomberos en aquella ocasión se pudo evitar. Solo hubiera bastado cumplir con las medidas de seguridad y contar con jefes calificados al frente de las labores.
Los que estaban al mando no tenían ni ideas del poder del fuego y mandaron a un suicidio seguro a la mayoría de los bomberos, algunos de ellos del Servicio Militar.
Otros ‘accidentes’, como el ocurrido en el hotel Saratoga, también pudieron evitarse. Bastaba con cumplir las medidas de protección para la carga y traspaso de gas de un camión a un depósito.
Entonces, nada más llegar al lugar y sin investigación previa, el presidente Díaz Canel dijo que había sido un accidente y eso bastó para liberar de responsabilidades a cualquiera de los implicados.
En Cuba muy pocas veces se buscan responsables de las muertes de las personas, y tampoco ocurrirá ahora por lo del derrumbe de la termoeléctrica Antonio Guiteras, lo mismo que en el incendio en la unidad de supertanqueros, el Saratoga, o la caída de un avión en mayo de 2018, que costó la vida a más de 120 personas.
Eso sí, como siempre ocurre, el mandatario «envió un mensaje al pueblo de Cuba, que sigue las noticias referentes al siniesto», según el diario Granma.
A todos estos supuestos accidentes, se unen los cientos que ocurren cada día en las carreteras, con miles de víctimas, por el mal estado de las vías y el pésimo estado técnico de los vehículos, algunos de los cuales tienen más de seis décadas de trabajo.
Esa facilidad para pasar página ha sido propia del castrocomunismo desde su mismo inicio. Solo se investiga en Cuba aquello que puede estar relacionado con los Castro o con temas relativos a su permanencia al frente del país. Con lo demás se pasa página, sin saber hasta cuándo durara todo eso.
