Fernández Era, otra víctima del castrismo

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Por Jorge Sotero

La Habana.- A estas alturas no sé si Jorge Fernández Era sigue preso o lo han liberado. Solo sé que lo detuvieron, lo llevaron a una estación y le dijeron que estaba circulado. Lo circularon, por supuesto, por la entrevista que ofreció a Ian Padrón en el programa Derecho a Réplica, que hace el influencer desde Estados Unidos.

En su charla, grabada a trozos desde esta capital con el cineasta, el periodista y escritor, además de humorista, fue crítico con el régimen en todo momento, además de mostrar su decepción con el gobierno, sus hordas, y con todo lo que hace.

Sus palabras no sentaron bien al régimen, como era de esperar. Porque Fernández Era y sus posiciones no sientan bien al castrocomunismo desde hace mucho tiempo. Lo que dice remueve los cimientos de la estructura castrista, porque habla con la verdad en la mano, y lo hace con pulcritud y con clase. No entra en esas disertaciones baratas tan habituales entre los defensores del régimen.

El también articulista de La Joven Cuba pone el dedo en la llaga en cada una de sus publicaciones, no solo para el referido medio, sino también en su muro de Facebook, donde siempre encuentra el respaldo de cientos de sus seguidores, desde el exterior, y también desde dentro de Cuba, que es donde se siente de verdad la ineficiencia del gobierno y la eficacia de su sistema de represión.

Desde hace semanas, Fernández Era no le entra por los ojos a los esbirros de la tiranía. Comenzaron por citarlo a una unidad de la policía, apelando a sus subterfugios habituales, para amedrentarlo y hacerlo abdicar de sus posiciones, pero el hombre se mantuvo en sus 13 y no solo no les prestó mucha atención a las huestes represoras, sino que continuó con su accionar.

La gota que colmó la copa fue la entrevista con Ian Padrón. Todo lo que dijo, casi siempre grabado desde La Habana, y sus declaraciones posteriores, referidas a las artimañas de ETECSA para impedirle que viera en vivo la entrevista, y la vieran otros cubanos, terminó por agotar la paciencia de los dictadores, y decidieron encarcelarlo. Lo apresaron cuando iba con su esposa, así sin más.

El régimen no enseñará sus cartas, pero, a todas luces, el periodista le está poniendo el piso malo y hará todo lo posible porque decida irse del país, porque algún gobierno le ofrezca una visa para evitarle una prisión que no le conviene a nadie. Tenerlo tras las rejas destapará una campaña tremenda en defensa de un hombre que solo ha dicho lo que piensa, solo que sus ideas no tienen nada que ver con las del régimen.

Y si lo deja en libertad, como debería ser, porque él tiene el derecho de decir y criticar, su ejemplo puede contagiar a algunos más jóvenes, que pudieran hasta lanzarse a la calle a exigir el fin del castrismo, una nueva constitución, y elecciones libres, que permitan un salto del país en lo económico, lo social y lo político.

Por ahora, insisto, no sé la situación de Fernández Era. Tal vez cuando se publiquen estas líneas ya esté en libertad, o tal vez su arresto incluya uno de esos juicios amañados con los que suelen condenar en Cuba a todo aquel que piensa diferente a como quieren los Castro y sus capataces de turno.

Desde este sitio, humilde pero solidario, pedimos por la libertad de Fernández Era, y no queremos que pase como con Junior García Aguilera, que se vio obligado a abandonar la isla cuando iba camino a convertirse en un líder de opinión. Y mucho menos como sucedió con Luis Manuel Otero o con otros de los que encabezaron diferentes movimientos en los últimos años, que aún permanecen tras las rejas.

Por ahora, en el muro de Facebook del escritor llueven los reclamos exigiendo su libertad, o preguntando por el lugar en que se encuentra. La vida de Fernández Era está en manos de la más atroz dictadura que ha conocido el continente en más de medio siglo. Y más le vale no atentar contra él.

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