Por Anette Espinosa
La Habana.- La influencia de la familia Castro ha sido tan grande en Cuba que hasta Kenelma Carvajal, la nuera del desaparecido dictador, va a París e invita a representantes del Grupo de los 77 más China a debatir sobre el aporte de la cultura al desarrollo sostenible y la inclusión social.
Claro, Carvajal no fue a título propio, sino en su condición de viceministra de Cultura, un cargo al que fue aupada la maestra de primaria de Bauta por obra y gracia de ser la esposa de Alex Castro, hijo y fotógrafo de cabecera durante sus últimos días de Fidel Castro.
Carvajal participó en un encuentro del referido grupo, que integran 134 países, y expuso los detalles de la organización y las expectativas de la Reunión de Ministros del G-77 prevista para el Palacio de las Convenciones el venidero 4 de mayo, en el marco del Primer Congreso de Patrimonio Cultural.
Un cable de la oficialista Prensa Latina, dice que «de acuerdo con la alta funcionaria, el evento enmarcado en la presidencia pro témpore del Grupo, la cual ejerce Cuba este año, busca propiciar el impulso a la cooperación Sur-Sur para fortalecer a la cultura como un bien público, debatir sobre su dimensión social y económica y potenciar su contribución al desarrollo sostenible y la inclusión».
La nota continúa luego con más detalles sobre la reunión en La Habana, pero llama la atención la presencia en París de Carvajal, quien se desempeña como viceministra encargada de la enseñanza artística, y a quien muchos ven como sustituta de Alpidio Alonso, a pesar de que hasta hace unos meses era un personaje más en el ministerio, que se perdía de vez en vez, por supuestos viajes del esposo.
Los Castro, aunque algunos no quieran verlo, mantienen posiciones de poder: Raúl Castro sigue siendo el que manda en Cuba y al que le rinde cuentas Díaz Canel cada día, de cada uno de sus pasos. Además, su condición de general de cuatro estrellas, lo hace el oficial más alto de las fuerzas armadas, y el hombre que aprueba ascensos y nombramientos, a propuesta del ministro castrense, Álvaro López Miera.
El hijo, Raúl Alejandro, a pesar de la farsa de una supuesta destitución, mantiene poder sobre la cúpula castrense y del ministerio del Interior, y no son pocos los altos oficiales que creen que ‘el tuerto’ los espía todo el tiempo.
Raúl Guillermo Rodríguez, el guardaespaldas apodado ‘El Cangrejo’ ha devenido un gran empresario en la sombra, como fiel heredero de su padre, el fallecido general Luis Alberto Rodríguez López Callejas, y controla todo lo relacionado con la importación de vehículos de combustión y eléctricos, entre otras cosas.
La tía de este, Mariela Castro, además de directora del Cenesex y esposa del ‘floreciente’ empresario italiano Paolo Tittolo, es diputada a la Asamblea Nacional, y no es dueña de un curul cualquiera, sino uno con voz y peso, a diferencia de la mayoría de los ocupantes de los asientos que solo sirven para levantar la mano.
Lo de Kenelma Carvajal, a pesar de no llevar sangre de los Castro en las venas, asegura presencia de la ‘familia real’ en uno de los ministerios más complicados de controlar, y donde hasta ahora ha estado al frente un hombre de confianza de Díaz Canel, como Alonso, pero que muy bien pudiera ceder su puesto a la maestra de Bauta, aupada de repente a viceministra.
Los Castro no sueltan, ni las nueras
