Desalojos en Cuba, un hábito del castrismo

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Por Anette Espinosa
La Habana.- El régimen cubano no ha tenido escrúpulos jamás para apoderarse de todo lo que no es suyo. Al gobierno pasaron industrias, inmensas extensiones de tierra, residencias fastuosas, hoteles y hasta fortunas cuantiosas. Incluso, casas modestas de algunos que se fueron del país o que hicieron algo penado por las leyes. Estas últimas se las cogieron para sí los que mandan a todos los niveles.
Ningún dirigente del Partido Comunista o del Gobierno, a cualquier instancia, desde la municipal, vive en una casa mala. No es de ahora, es desde siempre. Cada vez que alguien se iba para el extranjero, al otro día ya había un testaferro instalado con su familia. O se la daban a los padres, a los hermanos o a una amante, que también es normal en la Cuba comunista.
Incluso, cuando ya no quedaban familiares o amantes a quien dárselas, las cogían para sede de la Asociación de Combatientes, de la FMC, la ANAP, o de cualquier otro de esos engendros que permiten al régimen mantener su control sobre la población. Así sin más.
Mientras, hay núcleos familiares donde coinciden personas de hasta cuatro generaciones. Bisabuelos que tienen que lidiar, bajo su techo o el ajeno, con nietos y biznietos revoltosos, o madres solteras que se quedaron, por cualquier golpe del destino, sin tener un lugar para ella y sus hijos. Esas no pueden ocupar ningún lugar, aunque esté desocupado, porque al instante el gobierno manda a sus gendarmes a desalojarla.
El último de los casos ocurrió en el municipio holguinero de Sagua de Tánamo, donde muchas familias han insistido por años en que se les ayude a resolver los problemas de viviendas. Y los problemas con las viviendas en Cuba no se resuelven como en cualquier otro lugar del mundo: con el alquiler de una. No, en Cuba nadie tiene casas para alquilar, y tampoco encuentras ningún tipo de material para construir una.
En Cuba no hay nada para edificar una casa, aunque sea de bajo costo, y si intentas enrolarte en la construcción de una, comprando todo en el mercado negro, enseguida te caen encima los inspectores, con la firme intención de que los sobornes para permitirte seguir adelante.
De vuelta a Sagua de Tánamo, por las redes y sitios independientes han corrido los detalles del desalojo de la madre Luquenia Consuegra, quien ocupaba un local del gobierno, inutilizado, de donde la sacaron bajo amenazas y sin permitirle incluso que terminara con el almuerzo que preparaba para ella y sus hijos.
«Vinimos a sacarte tus cosas ahora mismo y sales por tus propios pies», le dijeron a la madre, una de las tantas del municipio que lleva años pidiendo ayuda para resolver su situación y la de sus hijos, uno de los cuales tiene apenas año y medio.
En los últimos días, al parecer por una orientación desde el más alto nivel, gobiernos municipales emprendieron una cruzada contra las ocupaciones de locales estatales, un delito que puede ser sancionado con hasta dos años de cárcel, aunque la infractora, como generalmente ocurre, sea una madre soltera con hijos menores de edad.
Hechos como estos son normales en Cuba, solo que los cubanos están tan habituados a que se les maltrate que pasan de largo. Lo mismo sucede cuando algún pez gordo se apodera de una casa que dejó algún cubano que se marchó al exterior o cuando le decomisan una propiedad a otro.

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