Por Anette Espinosa
La Habana.- Los niños pagan el caos en que se ha convertido el sistema de salud cubano, como consecuencia de la debacle económica en la que el castrismo ha sumido al país, y cada día salen a relucir muertes de pequeños por mala praxis médica, aunque luego el sistema apele a sus conocidos camuflajes para evitar la responsabilidad.
Hace una semanas murió una decena de recién nacidos en Hijas de Galicia. Unos días después el ministerio de Salud adujo que la mayoría padecía de bajo peso al nacer, y que esa había sido la causa de tantas muertes. Y luego se hizo un silencio absoluto sobre el tema, por el cual se aplicaron sanciones que nunca se hicieron públicas, como si hubiera sido un caso menor y no la muerte de 10 seres humanos.
En el ministerio de Salud Pública nadie renunció, y no hay nadie preso en el hospital, al menos que se sepa hasta ahora.
Los hechos no terminan ahí. Incluso, la tan llevada y traída tasa de mortalidad infantil de la que Cuba alardeó por años, pasó a un segundo plano y ya ni la mencionan, porque la muerte de niños se ha vuelto una constante, y lo peor es que muchas veces se producen por causas perfectamente evitables, que siempre intentan ocultar con justificaciones que cada vez menos creemos.
El caso más reciente, o al menos el que más revuelo ha causado se produjo hace unos días en el Hospital Pediátrico de San Miguel del Padrón (La Balear), donde falleció Dylan Mateo Matos, cuyo padre acusó a la clínica de mala praxis y contó todo lo que se hizo con el bebé hasta que falleció.
Según el padre, que cuenta todo lo que pasó con su niño, «luego de entrar los doctores, a la una (de la mañana) nos dicen que el niño tuvo un paro respiratorio y que estuvieron 45 minutos reanimándolo pero fue por gusto. Hasta le pusieron aminofilina, medicamento que los padres tienen que firmar consentimiento porque puede provocar paros respiratorios, pero el papel nunca nos los enseñaron».
«No me pidieron autorización para la vacuna de aminofilina que le pusieron, que es fatal. Y también le pusieron metil de prednisolona. Son medicamentos fuertes», precisó, y agregó que “el niño tenía problemas de estrechamiento en una vena del corazón y era normal la respiración agitada en el niño, pero eso no impedía en nada su crecimiento».
Por su parte, el nosocomio se limitó a decir que “El equipo de salud del hospital lamenta el fallecimiento del lactante, siendo un evento poco frecuente, pero a la vez muy doloroso”, y solo describe los tratamientos sin explicar por qué murió.
Mientras, llueven los reclamos en redes sociales en busca de medicamentos e instrumental médico para atender a menores con problemas. Los pedidos, habituales en Facebook, son tenidos en cuenta muchas veces por medios independientes, y en la mayoría de las ocasiones se resuelven las necesidades, pero en otras los niños mueren, como pasa también con los adultos, incluso con famosos, como el actor Rubén Breña, fallecido a finales de la semana anterior.
Las autoridades cubanas, incluyendo las de Salud, suelen negar la falta de medicamentos, pero constantemente quedan en evidencia, por las postergaciones de operaciones quirúrgicas y tratamientos debido a la falta de recursos, algunos tan elementales como esparadrapo, lo que obliga a vendar con precintas en algunos lugares.
Tampoco hay yesos para los tratamientos ortopédicos, y es habitual ver férulas hechas de cajas de cartón y nylon. Todo eso ocurre mientras el gobierno se vanagloria de su actuar e insiste en que Cuba es una potencia médica.