Por Fernando Clavero
La Habana.- En eso de hacer el ridículo, a la dictadura y sus instancias no hay quien les gane. No tienen pudor alguno a la hora de descalificarse delante de la opinión pública. Ponerse en entredicho, hacer el tonto, son cosas tan habituales que los lectores lo consideramos como ‘una más’.
Todos sabíamos que la aventura en el V Clásico Mundial de Béisbol, si nada más salía algo bien, tendría zaga. Incluso prólogo, porque desde que el grupo inicial entrenaba en el estadio Latinoamericano, comenzaron a caer por allí, como moscas, los sonrosados dirigentes del castrocomunismo.
Por allí estuvo Gerardo Hernández, el espía y ahora coordinador de los CDR, averiguando cuáles de los jugadores tenían al menos una pequeña parcela de tierra para regalarles una regadera. Y también el secretario general de la CTC, el pedante Ulises Guilarte, y como no podía ser menos, el Hombre de la Limonada, también conocido como el presidente del país, Miguel Díaz Canel.
Nada le es ajeno a la nomenclatura comunista a la hora de intentar congraciarse con alguna de sus estrellas del deporte, que no con los de la farándula, que suelen ser más selectivos y prestarse menos para ese juego diabólico.
La última víctima fue el lanzador Yeudys Reyes Gamboa, a quien aguardaron en Guantánamo, de donde es oriundo, con una ridícula bandera nacional hecha con no se sabe qué. Y eso fue en la capital provincial, porque aún tiene que llegar hasta el municipio de Manuel Tames, y luego a su comunidad, la Ciro Frías.
A Reyes lo llevaron a recorrer la Vocacional, la Universidad de Ciencias Médicas y luego al parque central, donde el pueblo lo podrá saludar, según una publicación en Facebook de Gerardo Torrado, periodista deportivo en Radio Guantánamo.
Y al final, seguro que le obsequian alguna calabaza, perros calientes o fongo, como le dicen por allá a algún tipo de plátanos. Y no me lo invento. Por ahí hay fotos de boxeadores con títulos olímpicos con esos regalos que suelen dar pena, porque los deportistas a esos niveles tienen todos los problemas resueltos en cualquier lugar del mundo, menos en Cuba.
En Cuba, solo tiene los problemas resueltos la familia Castro y sus más cercanos colaboradores, entre los que se encuentran los dirigentes del Partido Comunista,