Por Anette Espinosa
La Habana.- Para los cubanos comunes, sobre todo los del interior, vuelven los tiempos de los grandes apagones, porque la Unión Eléctrica advirtió que el déficit en el horario pico podría rondar los 800 MW, cifras cercanas a los momentos más duros del año anterior, cuando una buena parte del país se quedaba a oscuras cada noche, lo cual obligó a movilizar al andamiaje represivo del régimen para evitar más protestas.
A pesar de que el impuesto presidente, Miguel Díaz Canel, asegurará a mediados de octubre del año anterior que todos los problemas eléctricos se resolverían de una vez en diciembre y desde ese mes, lo cierto es que otra vez hay déficit de generación y en esos casos las zonas más apartadas son las rurales, donde hace unos meses había alumbrones en lugar de apagones.
Mientras en La Habana apenas cortaban la corriente unas tres horas al día dos veces por semana, en los municipios del interior, la quitaban ocho y 12 horas al día, incluso le dieron a los pobladores, en algunos lugares, la opción de escoger si de seis en seis o de tres en tres. A ese extremo llegó el castrocomunismo, mientras el inepto del presidente prometía, como siempre hace, una notable mejoría en el futuro.
El cubano, que se lo cree todo al castrismo, pensó en diciembre y las dos primeras semanas de enero que iba a ser tal cual dijo el hombre de los memes, como le dicen en algunos lugares a Díaz Canel, pero unos días después chocó con la cruda realidad. Primero se produjeron apagones generales, hasta cuatro, del centro hasta el extremo oriente de la isla, por desincronización del sistema eléctrico hacia esa zona.
Un erro humano, el llamado fuego de San Thelmo, el incendio de un cañaveral justo debajo de una línea de alta tensión y hasta un rayo cargaron con las culpas, pero la explicación estaba en el agotamiento de las reservas de combustible. No había petróleo y parece que ahora tampoco, además de que las viejas termoeléctricas cubanas se rompen un día sí y al otro también. Y las plantas móviles de generación alquiladas a Turquía no bastan para alumbrar al país, además de que sus operadores no quieren quemar crudo cubano, porque tiene demasiado azufre y termina por dañar sus estructuras.
Con estas condiciones y mientras la termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas, siga de baja, habrá problemas de generación. Y el mantenimiento de la misma, según los propios medios de prensa del gobierno, demorará en terminar, por más que su director, el ingeniero Misbel Palmero, diga una cosa en un momento y al poco tiempo tenga que recurrir a otra, porque la planta cuando no tiene un problema tiene otro.
Lo peor de todo eso es la llegada de la primavera, que en Cuba quiere decir verano, con sus lluvias y plagas de mosquitos, enfermedades peligrosas y sobreponerse a estas situaciones sin electricidad, suele ser demasiado duro.
Incluso, hasta para la cocción de los pocos alimentos disponibles, o para conservarlos, es de suma importancia la energía eléctrica.
Nada, que se acercan tiempos calientes en Cuba y, por si acaso, el castrocomunismo comenzará a alistar sus fuerzas para evitar los cacerolazos o lo que sucedió en Nuevitas el año anterior, cuando la población puso en jaque a las autoridades por más de una semana.