Por Fernando Clavero
La Habana.- La escuadra cubana de béisbol cayó por 4-2 ante Países Bajos en el Estadio Internacional de Taichung en el partido que marcó el inicio del V Clásico Mundial, y mantuvo el ritmo perdedor de los últimos años en lides internacionales, donde cosecha más derrotas que victorias frente a los del norte de Europa.
Si vieron el partido, no seré yo quién les diga lo que hizo bien o mal el equipo, lo que faltó y lo que no. Y si no lo vieron, pues da igual, porque Cuba perdió ante una escuadra que se ratifica como su bestia negra, porque vale recordar que ya en alguna ocasión anterior cortó su camino en busca de rondas siguientes.
Hasta ahora, en cinco enfrentamientos en la historia de los clásicos, Cuba solo se impuso una vez y cayó en cuatro ocasiones. Eso quiere decir que ninguno de los contrarios les ganó tanto. Y la derrota de ahora les pone la clasificación muy cuesta arriba.
A Cuba le faltó bateo. Los Grandes Ligas, o ex, no estuvieron a la altura y las carreras fueron producidas por dos que originalmente no iban a entrar en la alineación, Yoelkys Guibert y Yadil Mujica, por esas cosas del deporte y del béisbol.
El abridor cubano, Yariel Rodríguez, lo hizo bien. Porque cuatro capítulos con una carrera permitida, con solo tres hits y seis ponches, más allá de un pelotazo y un boleto, es digno de encomio ante un rival con varios jugadores con experiencia en la mejor liga del mundo.
Pero en el béisbol tienes que batear para ganar. Si no lo haces, obligas a tus lanzadores a estar perfectos y eso es muy difícil de conseguir en el béisbol de hoy, donde los hombres al ataque se preparan muy bien para cada partido y se apartan de las improvisaciones.
Para Holanda, el triunfo le abre las opciones de pasar a cuartos de final, porque vence a uno de los supuestos favoritos, mientras, para Cuba todo es diferente, porque sabe que cualquier otro resbalón los puede dejar fuera, y los rivales de turno no son cosa baladí, incluso ni la propia Italia a la que se medirá mañana.
Para los cubanos solo vale ganar, para salir de esa rutina perdedora que no logran quitarse de encima las escuadras nacionales en los últimos años. Si no lo consiguen, el V Clásico Mundial será un fracaso más, otro de los ya tantos, a pesar de que consiguieron arrastrar al equipo a jugadores de Grandes Ligas.
Claro, los mejores jugadores del país, salvo Luis Robert y tal vez Yoan Moncada, está ahora mismo en los campos de entrenamiento de primavera, alistándose para jugar la próxima temporada de las Grandes Ligas, pero esos no fueron tenidos en cuenta o rechazaron la invitación. Para la mayoría, el país que le cerró las puertas y los obligó a marcharse, no merece que los representen. Y sus razones tienen.
