(Tomado del muro de Facebook de Orlando Rodríguez)
La Habana.- Veamos cómo funciona la famosa ‘TAREA ORDENAMIENTO’ dirigida a la creación y consolidación de una poderosa oligarquía político-militar en el país, que sirva de sostén y salvaguarda del poder establecido.
I. Se ORDENA que la ‘Sagrada Familia C’., por estar en lo más alto de la cúpula del Poder, se queda con los negocios más grandes, estables y lucrativos (multimillonarios): propiedades, cuentas bancarias y empresas en el extranjero, mega proyecto del Mariel, remesas, recargas, impuestos, misiones, turismo, minería, inversiones, donaciones y cualquier otro que se le antoje.
II. Se ORDENA que la ‘Sagrada Familia C’. asigne a su conveniencia los medianos negocios (aquellos que no les interesen) a sus testaferros político-militares más cercanos (Ministros, Generales, Gobernadores, Diputados, Jueces, Fiscales…) para que éstos estén siempre agradecidos y les cuiden las espaldas a los miembros de la ‘Sagrada Familia C’. Dichos negocios serían: transporte de todo tipo, cadenas de tiendas (TRD, Panamericana, Caracol…), ventas online (Bazar Cuba, Cuba Envíos, Supermarket 23…), grandes almacenes y fábricas, etc.
III. Se ORDENA que los testaferros de la ‘Sagrada Familia C’ hagan lo mismo con sus colaboradores más cercanos y le asignen los pequeños negocios a los dirigentes y chivatientes (activos o retirados) de menor rango para mantenerlos contentos y leales al Poder. Por ejemplo: mipymes, restaurantes, cafeterías, bares, discotecas, parques de diversiones, agromercados, talleres de confecciones, etc.IV. Se ORDENA que la ‘Sagrada Familia C.’ tiene siempre la potestad de asignar o retirar la confianza a sus testaferros y, por lo tanto, se reserva el derecho de dar o quitar los negocios a sus subordinados. Lo mismo aplica para los Ministros, Generales, Gobernadores, etc.
Ahora que todo está claro, que comience el festín. La isla de Cuba es como un juego de Monopolio (sin Casualidad ni Arca Comunal) donde sólo los más poderosos pueden jugar en grande. Al Pueblo sólo le queda contemplar cómo los tiburones se reparten su presa y conformarse con alguna que otra migaja que le tiren los de arriba. La Revolución finalmente degeneró en Robolución.
