Por Anette Espinosa
La Habana.- En unos días, solo unos días, el sistema de salud cubano ha quedado más de una vez en entredicho, a pesar de que los medios de prensa del gobierno y sus dirigentes pretenden que creamos que Cuba sigue siendo una potencia médica, un lugar en el que ir a una consulta cualquiera o a un hospital es casi una panacea, no exenta de las más disimiles dificultades.
No voy a referirme a la decena de recién nacidos que fallecieron en el Hospital Hijas de Galicia, por supuesto bajo peso al nacer y otros problemas, según una nota del Ministerio de Salud Pública, en la cual se anunció una veintena de medidas disciplinarias a personas sin nombre, sin que nadie renunciara ni se supiera de investigación judicial alguna para castigar a los responsables de las muertes.
Pasaré de los 15 fallecidos en el Hospital Psiquiátrico de la provincia de Holguín, sobre lo cual solo ha trascendido lo que se dice en redes sociales, o en algún medio crítico con el gobierno, de los que tienen asiento fuera de Cuba y su información llega solo por algún corresponsal en extremo valiente o por las redes sociales.
Hasta ahora, nadie pagó por los muertos en Holguín, como tampoco pagó nadie por aquellos pacientes que fallecieron en el Psiquiátrico de La Habana, el conocido Mazorra, por mala praxis en su atención hace una década, por lo cual, que yo sepa, no fue nadie preso, a pesar de que allí hubo homicidio múltiple.
A aquellos enfermos los bañaban con mangueras de agua fría en pleno invierno, vendían a los vecinos de los alrededores la comida que entraba al lugar para ellos, y los mantenían desnudos la mayor parte del tiempo para no tener que lavar su ropa ni la de sus camas y poder robarse los detergentes y los jabones.
Ahora, el Calixto García, el hospital más respetado de Cuba por años, porque en el convergen infinidad de pacientes por diversas dolencias, además de que presta atención de cuerpo de guardia de urgencias y de politraumatizados, sale al paso de unas declaraciones en las redes por desatender a un paciente.
La dirección del hospital publica una Nota Aclaratoria, para justificar hasta lo más injustificable, pero sin asumir sus responsabilidades.
Hace alusión al vídeo en redes sociales, en el que se denuncia falta de personal en la consulta y en el salón de espera interior y lo niega. Luego recuerda que «es el segundo centro hospitalario en cuanto a asistencia sanitaria a nivel nacional, solo precedido por el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras» y agrega que «Igualmente este Hospital es el centro de referencia de la capital en cuanto a la recepción de emergencias politraumaticas y traumatizados de la ciudad».
Sigue con aquello de que «El centro recibe además pacientes de los municipios más complejos de la ciudad, además que a sus consultas asisten personas de toda la capital e incluso de otras provincias, por lo que se evidencia que sus salas y cuerpo de guardia están constantemente ocupadas, sin llegar en ninguno de los casos a colapsar por la presencia de pacientes, los cuales ni siquiera en el pico máximo llegan a ocupar el 80% de su capacidad máxima de admisión». Todas esas cosas todo el mundo las sabe, como sabe que no tienen anestesia, ni material para sutura, ni para operaciones quirúrgicas, que escasean los anestesistas y también los cirujanos, que faltan las enfermeras y que no hay personal de limpieza.
No dice nada de los baños rotos, las cucarachas, el mal olor, la comida detestable, el mal trato de los médicos, la falta de ambulancias, solo aclara que el vídeo dura «1:55min, se escucha por parte del demandante que no observa ningún médico o enfermera en los salones, pero sin embargo, en el mismo audiovisual (el cual se observa claramente que está editado en dos tiempos) se puede ver presencia del personal del Sistema de Urgencias Médicas (SIUM), por lo que se deduce que posiblemente en ese instante el personal médico estaba atendiendo una emergencia medica».
No hay mucho más que decir, la dirección del hospital justifica con una nota un problema que tiene, que debería aceptar, para que la verdad se conozca y para que el gobierno entienda de una vez que se pueden hacer inversiones en majestuosos hoteles solo si tienes resuelto lo de los hospitales. Pero hay miedo.
Miedo no tuvo Yalilian Xiomara Aguilar Zayas, la madre de los hijos del doctor Reinerio Andés González Guerra, quien, según ella «murió por falta de atendimiento médico, negligencia y falta de medicamentos en un país que llaman potencia médica».
En Cuba, dice, «donde los médicos tienen que ser magos, donde la terapia intensiva que debería ser para salvar vidas, es para matar vidas, sin insumos médicos ni medicamentos, donde no existe el mínimo amor a la medicina, porque solo existe decepción por parte de los profesionales».
Por último, dice que el doctor González Guerra era un «consagrado a la medicina y murió en el olvido», sin que Salud ni el Partido se preocuparan por su vida.
Y a mí me asaltan unas preguntas sencillas: ¿Cómo van a atender los médicos a la población si hasta ellos mismos mueren por no tener los recursos mínimos necesarios para enfrentar las enfermedades o las emergencias? ¿Cómo se va a ocupar el partido de sus galenos, si solo les preocupa que salgan a trabajar al exterior, para aportar dinero a las arcas del castrismo?
Así anda Cuba, con un sistema de salud que se cae a pedazos, mientras el gobierno indolente anda de brazos cruzadas a la espera de un milagro divino que, como es lógico, nunca ocurrirá.