Por Anette Espinosa
La Habana.- En su intento de superación permanente, de hacer el ridículo un día sí y otro también, Granma hace público hoy un artículo en el que explica cómo se nominan los candidatos diputados en Cuba, al parecer como parte de una serie más amplia, porque a este le pusieron que era el capítulo uno, y que merece un análisis.
En «¿Cómo se nominan los candidatos a diputado? (I)», que no tiene la firma de ningún autor -y que pudiera llevar la del empalagoso de Oscar Sánchez Serrá, el subdirector que sobrevive a cada una de las administraciones, en un alarde tremendo de resiliencia- Granma da una clase de supuesta democracia, pero al final todo lo que dice es una soberana mentira.
Según Granma, «los delegados a la Asamblea Municipal del Poder Popular nominan igual número de candidatos a diputados que aquellos que les corresponde elegir al municipio», algo así como que el núcleo escogido para dirigir el municipio tiene la opción de escoger a los que serán candidatos a diputados, para que luego la población del municipio vote por ellos, o no, cuando llegue el momento. Y solo aquel que obtenga más votos negativos que positivos, puede quedar fuera, algo que nunca ha ocurrido en la historia de esos procesos medio turbulentos y bastante raros.
El rotativo, que muchas veces no tiene nada interesante para sus páginas, aclara que solo pueden nominar a tantos candidatos como les corresponde al municipio, aunque a veces hay municipios que proponen a candidatos que nunca han visto, como sucedió con Remedios y el general Luis ALberto Rodríguez López Callejas, el otrora testaferro de los Castro, poco antes de morir.
El padre del nieto escolta de Raúl Castro nunca estuvo en Remedios. Pudo haber pasado alguna vez por allí, pero seguro que fue de camino a la cayería norte de Villa Clara. Y nada más.
Bueno, según el peor periódico del mundo, las asambleas municipales, en una reunión extraordinaria, nominan a los candidatos, con mes y medio de anticipación a las elecciones. En algo así como un cónclave eclesiástico, donde los presentes mencionan los nombres que ellos creen. ¿Quién se lo va a creer? Eso viene preparado ya, cocinado de antemano, cuadrado en las estructuras del partido, de la seguridad del estado, y aprobado por ahí para arriba hasta el comité central. O mejor, orientado desde arriba hasta abajo.
Aunque aclara que «los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular tienen la facultad de aprobar o rechazar a uno, a algunos o a todos los precandidatos que les presenten, requiriéndose, para la exclusión, el voto favorable de más del cincuenta (50) por ciento de los delegados presentes», lo cual ratifica que la supuesta nominación de la que hablaba el párrafo anterior, no es tan así. Y es solo la posibilidad de levantar la mano y decir sí o no, y eso significaría marcarse para siempre, entrar en listas negras, perder el trabajo… lo que todos sabemos.
También dice Granma, que «el número de candidatos a diputados a nominar por cada municipio, de entre los delegados a la Asamblea Municipal del Poder Popular, puede ascender hasta un cincuenta (50) por ciento del total de candidatos que le corresponde elegir», porque el resto de los curules está guardado para esos personajes del gobierno central que no tienen nada que ver con el pueblo, entre ellos los ministros, los generales, los desvencijados generales que vienen desde los tiempos de la guerra contra Batista, de los cuales nadie se acordaría y que son los que imponen las normas luego en la Asamblea Nacional.
Luego Granma detalla, de manera muy aburrida, como se realiza el proceso, pero estoy convencido de que ninguna de las personas que llegó a esos párrafos tuvo el valor de leerlos, porque no es creíble que piensen los que escriben estas cosas que alguien pueda tragarse la píldora de un proceso limpio, por más que diga que fue tomado de la Ley 127, la llamada Ley Electoral.
En Cuba no hay elecciones. Hay un simulacro de votaciones, donde siempre salen todos los propuestos, donde nadie que pertenezca a la sociedad civil tiene opción alguna de llegar a la Asamblea Nacional, al menos. Lo de Cuba no es democracia y que no quiera nadie tomarme el pelo. Aunque siempre habrá alguien en el exterior, ahora que el rotativo está en internet, que quiera creerlo.