Oscar Durán
Al sonero Cándido Fabré, fiel aliado al régimen comunista cubano, lo acaban de excluir del Festival de Salsa en La Habana. Le picó tanto que escribió en versos un mensaje refiriéndose al asunto.
«Yo soy un home Ron, pero de mí no quieren saber porque le canté a Fidel, hablo de Revolución, canto libre mi opinión, tengo una sola bandera, me quieren dejar afuera, no voy a pedir perdón», inicia el texto.
“No soy como camaleón, que ya no sabe qué hacer, si cambiara de color, ¿quién me va a creer? Tengo lo que hay que tener, historia, mucha moral. Tratan de tocar la gloria, pero no pueden llegar”, continuó el sonero.
“Saben que no soy vulgar, pero como buen cubano, hablando a lo mexicano, me quieren chingar. Celebren su festival, yo no tengo doble cara, me quiere la capital, pero no soy de la guara. Cuando subo con la Banda, se desborda el malecón, con más o menos garganta, traigo la salsa del son”, agregó.
“Chinguen, chinguen, chinguen, chinguen todo lo que quieran, que cuando yo me empingue, se acabó la chingadera”, finaliza el texto.
Como ven, esta rabieta de Fabré va directa al Ministerio de Cultura y a los organizadores del festival. A cada rato sale en las redes denunciando cosas contra su persona, pero sigue defendiendo a los gobernantes y su dictadura. A la larga sabe que la Revolución lo mantiene con sus conciertos de tres por kilo que ofrece en Pilón o en Media Luna.
Por ejemplo, cuando la muerte de César Pedroso (Pupy), el sonero no pudo ir al velorio por falta de transporte. «Quise estar ahí, pero bueno, mi productor apeló a los que pensamos que podían ayudarnos con un transporte para llegar a La Habana, y aunque los tiempos están difíciles, un momento como este pienso que merecía respeto. Cándido es merecedor de que alguien lo escuche y que me pusieran un carro», puntualizaba.
En otro momento, también denunció que no pudo orinar en un baño de un Cupet, en el centro del país.
“Esto duele, aquí quieren orinar las personas y uno no puede porque dicen que el baño está arrendado”. Cuando el Estado lo hizo, lo hizo para que esté en función del pueblo que viene aquí. ¿Qué hacemos? ¿Orinarnos en la calle?”, reclamaba.
Al parecer, ya ningún dirigente respeta a Cándido. No le hacen caso a sus arranques. Aunque parezca increíble, mientras le siga cantando a Fidel y a Raúl, el Ministerio de Cultura se lo va a seguir chingando.