Por Jesse Ribalta
La Habana.- Mañana, 23 de febrero, se cumplen 12 años de la muerte de uno de los hombres que puso en jaque al régimen castrista, Orlando Zapata Tamayo, el opositor que falleció luego de una larguísima huelga de hambre para reclamar a las autoridades gubernamentales los derechos de los reos en las prisiones..
Zapata había nacido en Banes, Holguín, en abril de 1967. De joven se convirtió en albañil, una profesión que le daba para vivir, pero su corazón le pedía más, y sus posiciones no cayeron bien al régimen, que en 2002 lo arrestó por primera vez por desacato.
En 2003, cuando los arrestos por lo de la llamada Primavera Negra, fue detenido de nuevo, acusado por desorden público y desobediencia civil. Entonces lo condenaron a 36 años de cárcel y lo enviaron a la prisión de Kilo 8, en Camagüey.
A finales de 2009, cuando llevaba varios años en prisión, inició una huelga de hambre que deterioró su salud, hasta que murió luego de 86 días sin comer.
Zapata Tamayo solo quería que mejoraran sus condiciones y la de todos los compañeros en prisión. Pero el gobierno castrista nunca satisfizo sus demandas y la salud del preso se agravó. Lo trasladaron entonces hasta el hospital Hermanos Ameijeiras, pero ya era demasiado tarde, porque el 23 de febrero, cuando ya estaba muy débil, murió.
Sus restos, enterrados en primera instancia en Banes, fueron trasladados después a Miami, donde descansan también los fallecidos de la Brigada 2506, protagonista del intento de liberar a Cuba por Bahía de Cochinos a mediados de abril de 1961.
La muerte de Zapata Tamayo puso en jaque al gobierno cubano en la arena internacional, con condenas por parte de instituciones y movimientos internacionales, además de la Unión Europea. Sin embargo, el castrismo no cambió sus posiciones en el futuro e igual impuso condiciones extremas y torturas a los prisioneros políticos.
En la actualidad permanece en huelga de hambre el artista Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro y preso desde mediados de julio de 2021, quien se encuentra en espera de un juicio que le permita dilucidar su situación, en medio de pedidos de organizaciones internacionales por su libertad y la de los más de mil presos relacionados con los sucesos del 11 de julio de ese año.
La inmensa mayoría de los reos del 11J permanecen en prisión por haberse levantado para pedir la libertad de su país, el fin del castrismo y el comunismo, pero el gobierno se niega a considerarlos presos políticos, y para sancionarlos orquestó una campaña de descrédito sin igual y se inventó pruebas en procesos que terminaron en duras sanciones.
La comunidad internacional, incluso la cúpula de la Iglesia Católica, le ha pedido al castrismo que libere a los jóvenes presos, algunos de los cuales eran menores de edad en el momento de su detención, o padecían problemas de salud o mentales, pero fiel a su costumbre, el gobierno cubano no ha cedido en sus pretensiones.