Por Anette Espinosa
La Habana.- El Hospital Psiquiátrico de Holguín volvió a dejar en entredicho al sistema de salud cubano y a su gobierno, tras confirmarse la muerte de al menos 13 pacientes por mala praxis, todo eso a unos días de que una decena de niños murieron en el pediátrico Hijas de Galicia, en la capital cubana.
Los muertos en el nosocomio de la referida provincia oriental datan de una semana y las versiones de quienes conocen la situación le achacan la causa a problemas respiratorios. Y muy posiblemente esa sea la versión que darán los medios oficiales, cuando, abrumados por lo que se dice desde el exterior, no tengan otra opción que dedicarle algún espacio, siempre para justificar.
Incluso, hay versiones de vecinos del lugar que dicen que la cifra de fallecidos es mayor, que puede superar la quincena, y que todo se maneja allí con un sigilo tremendo. Que hubo entradas constantes de autos de dirigentes, pero que ya eso se controló.
Al parecer preparan la información que le darán a la población, tal vez en los mismos términos que utilizaron para los niños de Hijas de Galicia, sin meterse en problemas, y sin que nadie se involucre de verdad en el asunto, con sanciones penales para los responsable y no meras separaciones o amonestaciones, como acostumbra a hacer el gobierno cubano.
Hace 13 años, en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, el conocido Mazorra, más de dos decena de pacientes murieron por mala praxis y violaciones severas de lo establecido por parte de los trabajadores del lugar. O lo que es lo mismo: de hambre e hipotermia.
En aquella ocasión, se demostró que los bañaban con mangueras con agua fría, que apenas le prestaban atención, que no tenían ni con qué taparse en tiempos de invierno y que la comida que le asignaban al lugar la vendían a los vecinos de los alrededores.
Hubo entonces algunas sanciones, algún comunicado del ministerio de Salud, pero nada más. Y ahora se repite la situación en Holguín: otra vez mueren pacientes psiquiátricos por supuestos problemas respiratorios, aunque resulta demasiado poco creíble aceptar que todos los fallecidos se enfermaron de los pulmones, o agarraron enfermedades fulminantes, al extremo de que les costara la vida.
No, eso no se lo va a creer nadie al régimen, aunque ellos intentarán, con una breve nota de prensa, hacer ver que el ministerio de Salud no tiene responsabilidad alguna, que esta va a recaer en el director del centro, algún enfermero que se quedó dormido una noche o un médico que dejó la guardia.
Hay muertos. Cada vez más muertos por estos descuidos. Y los dirigentes del sistema de salud siguen en sus puestos. No renuncia un viceministro ni un ministro, como si la vida de las personas, por muy afectados que estén por problemas psíquicos, no valiera nada.
Es hora de ponerle coto a todo esto. La Fiscalía holguinera tiene que tomar cartas en el asunto e investigar a fondo lo que pasó y no esperar a que una comisión del ministerio de Salud o del sectorial provincial decida, tras dos reuniones, que los muertos ya están muertos y que no hubo mala praxis en su tratamiento y cuidado.
Las fiscalías, ya sabemos, solo son eficientes cuando los agentes de la Seguridad del Estado les llevan expedientes de alguien que se opone al sistema. Entonces sí, sin muchas pruebas en la mano, se encargan de buscar las necesarias para mandarlos a prisión por un buen tiempo.
Veremos con lo que se aparecen ahora.