(Tomado del muro de Facebook de Renay Chinea)
Barcelona.- Hace poco se aparecieron por casa los ratones coloraos, y se instalaron —miá pa eso que bichos— en la bolsa de unas nueces de Macadamia, que me había traído el tío Teddy de California.
En España hay un refrán que dice: sabes más que los ratones coloraos..! Pero a estos no les fue tan bien. Apenas los descubrió Elina, armó a los niños con machete y lanza y —como aquel etíope digno de alabanza— los lanzó al jolgorio de la caza del invasor amenazante.
Es curioso que nadie se ocupe de estudiar refranes, cuando son la mismísima cábala de toda nigromancia.
La presencia de ratones, en una casa, activa el botón de pánico nuclear automáticamente. Así que la cosa acabó con la llegada de nuestra gata Lagherta.
Elina la consiguió por internet. Buscando anuncios de alguien que tuviera una gata parida. Una buena tarde de Octubre allá fuimos los cuatro, a traer la cachorrita, a una antigua Masía, en medio de un paraje muy boscoso, casi en los Pirineos.
Apenas llegó a casa, Lagherta y Lucas, Lucas y Lagherta se hicieron pareja de hecho. No se sabe cual le cambio la vida a quien. Yo esperaba que fuera Pipo quien se apropiara de Lagherta, pero no: Lagherta se fue con Lucas. Ella lo buscaba, lo seguía.. y en un principio, llegue a pensar que era porque Lucas es el más pequeño de la casa. Al parecer, los animales y los humanos pueden ser unidos por el amor a primera vista, así como también por el odio.
Mi hermano, tenía un fantástico ejemplar de toro cebú. Un bramánico puro con su enorme giba y sus orejas caídas como si fueran lágrimas. Más bien era un torete, que es cuando el animal pasa de añojo y se doma para labores de labrantío. No se si fue la humillación de ver caer un pesado yugo de Yaba sobre su hermosa testuz, el cruel narigoneo o el despunte de los tarros, ese horripilante ritual donde al animal, amancornado a una noria, le cortan las puntas de las astas con un vulgar serrucho, mientras gime y se revuelve.. Se rebela, salta y cae postrado.. con las arterias abiertas en sus cuernos, como en aquellas películas de Kurosawa..
Lo cierto es que Jorobao -que así le puso por nombre- , y mi hermano, tuvieron una relación de cuadrúpedos encabritados: cornadas, abusos y atropellos que duraron mucho tiempo…! Cada uno, fue sacando lo peor del otro hasta llegar a iguales.
El año pasado un amigo me invitó a pescar en mar abierta. Zarpamos al amanecer aún oscuro, y casi una hora después, el barquito se mecía en ese punto donde el horizonte, es una costa difusa, con una colina verde, mitad soñada, mitad amarilleada por las Genistas..!
—Es por aquí -dijo Luisito, con las ínfulas del pescador avezado que siempre ha sido. Miramos la pantalla del “Sonar” y efectivamente, debajo se mostraban esporádicos cardúmenes de supuestos peces…!
Pero pescar nunca fue lo mío…! Entre bueyes no hay cornadas y tampoco entre los peces que mueren por la boca…! Solo saqué algunos Serranitos, que devolví al agua… y 4 Julivias que metí en una bolsa y me las lleve a casa.!
La Julivia, en Castellano “Doncella” (Coris Julis) es el pez más hermoso que existe. Vive la primera parte de su vida como hembra.. y la 2da como macho, sin dejar de ser el mismo pez. Sin que sus diferentes nombres fueren enviados a un Consejo de Ancianos, expertos en géneros gramaticales, y otros considerandos humanos y ezquizoides.
Este pececillo de apenas un palmo, simplemente deja de ser hembra y se vuelve macho y vistoso… con colores turquesas o plateado magenta encendido… Un espectáculo..!
Lucas, con Lagherta se volvió un niño enamorado de los animales y la naturaleza. En Canarias, me hizo recorrer el Loroparque, un lugar verdaderamente hermoso.. con pájaros reales y no como aquellos de Disney, donde se paga una fortuna para ver un ratón de mentiras, que no es ni listo ni colorao…! Ah, y un show de Pájaros de Madera que hablan en diferentes idiomas, formando un coro en miniatura, digno del Wonderland museo de Hamburgo.!
Hace un par de mañanas, iba con Lucas por un supermercado -El Esclat- y me di, contra la imagen cutre de los crustáceos en pecera.
El hombre, ese animal que de cien jugadas con intención altruistas, adivina uno.. Un día, adivinará y hará que tratar con deslealtad a un animal, será prohibido… y será legal cazar, o pescar, estrictamente para comer.
—¿Que hacen aquí estos animales? -me preguntó alarmado Lucas, mirando las muelas amarradas de los inmóviles cangrejos.
—Los guajiros, -mi padre- creían que los animales deben sufrir una sola vez: cuando te los comes en Nochebuena…! -me decía e intenté decirle.
Pero ante los ojos atentos de Lucas, una caja de cristal apresaba bichos…, langonstinos vivos y cangrejos atontados, esperando por el gordo aburrido de barrio, que saca un ticket en la cola de domingo, y va a por sus cabezas a cambio de unos chavos.
Aquella tarde, La Vieja se detuvo bajo el alero. Se acomodó los espejuelos, e intentó distuinguir en lontananza. A medio km de allí, en mitad de la sabana, Jorobado había roto los mecates, y estaba atacando a mi hermano. Un bulto subía y bajaba por el aire. Mi hermano, que no nació con puños, sino con dos rocas volcánicas en el extremo riguroso de sus manos, rodaba por el suelo esquivando las cornadas. Jorobado lo tiró por los aires, y cuando vino sobre el la última vez, mi hermano pudo agarrarse a la argolla metálica del narigón con una mano. Con la otra, rodilla en tierra, asestó un golpe descomunal, con todo el acopio de sus fuerzas en el ojo, redondo y grande, de Jorobado.
El toro se detuvo y reculó luego..! Mi hermano, se fue poniendo de pie, mientras el torete mugía y echaba espumarajos por la boca. Con un ojo de vidrio blanquecino, bajo un sol reverberante.
Lo fue trayendo dominado, con el hocico a ras de suelo..
Lucas, me sorprendió aquella mañana de la pesquería, mientras cortaba la cabeza sobre una tabla, a una Julivia color Buganvilla dorada..!
—¡¿Pero qué haces Papá… a ese pobre animalito!? -me dijo espantado- ¿Acaso no ves lo hermoso que es?
Intente recurrir a aquel pasaje del Rey León, donde el Padre, le cuenta a Simbad por que debe comerse las gacelas. Y canta Elton John The Circle of Life..!
Mi hermano, llegó nervioso y lleno de magullones. Algo de sangre en el rostro, y el narigón de Jorobado, vencido y manso en una mano. Varias cornadas le habían dejado marcas en el tórax. De algún modo, se me parecían ambos rostros, entre ellos a la vez, y a la cabeza lila de aquellas Julivias que al final, no me pude comer.
—En inteligencia gana él, pero en fuerza ganó yo -le dijo a mi atormentada madre, mientras ataba en lazo corredizo la enorme cabeza de Jorobado…! Con sus dos orejas que cuelgan como lágrimas y su ojo vencido de piedra lunar.
Miro a Lucas ahora, delante de la cárcel de Crustáceos atontados… y recuerdo aquella maldita costumbre de mi padre, mientras sacrificaba un cerdo a puñaladas para celebrar la Nochebuena: el más pequeño de los varones -es decir yo- tenía que aguantarle el animal que iba a ser apuñalado.
— ¿Como le puedes hacer eso a un animalito tan bonito…? -insistía Lucas delante de la tabla de las descabezadas Julivias…
Recordé el cuchillo de mi padre buscando el corazón de unos cerditos con los cuales habíamos estado conviviendo siempre. Todo quedó grabado en mí como una fotografía. Los ojos apabullados de mi hermano. El ojo caribajo en la cabeza poderosa del bueno de Jorobado -había belleza en el-. El fuerte olor a ron del aliento de mi padre que de una cuchillada, celebra la venida del hijo del Señor. El arcoíris multicolor, de una tarde siempre reverberante en el dorso refulgente de un pescado.
— Hemos venido de aquí! -Quise decir a Lucas, pero no le dije.
Desde entonces, he dejado de comer los animales bonitos…!