Anette Espinosa
La Habana.- El Gobierno cubano hizo públicos los nombres de todos los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional. O de los diputados, porque eso del voto negativo garantizará que todos salgan electos y con votaciones altas, como ha ocurrido con anterioridad, desde que arrancó ese engendro al que ellos consideran ‘el más democrático del mundo’.
Apenas revisé por encima el listado, pero no es difícil darse cuenta de que la vieja guardia de Raúl Castro, los pretorianos que lo acompañan desde hace mucho tiempo, siguen en sus puestos, a pesar de que muchos de ellos ya sobrepasaron los 90 años. Eso quiere decir que puede ser el parlamento cubano el de más nonagenarios del mundo.
Ahí aparecen incólumes Guillermo García Frías (95), Ramiro Valdés (91), José Ramón Machado Ventura (92), Ramón Espinosa (84), Delsa Esther (Teté) Puebla (82) y Ramón Pardo Guerra (82), o Joaquín Quinta Solá (85), entre algunos otros que cumplieron los 90 años o están cerca de hacerlo.
Tampoco falta Esteban Lazo (78), el actual presidente de la Asamblea Nacional, ni el vicepresidente del país, Salvador Valdés Mesa (77), dos papas sin sal considerados entre los más fieles seguidores de la doctrina de Raúl Castro (91), también diputado y verdadero dueño del poder en Cuba.
En la lista no faltan los generales, algunos de ellos disfrazados bajo cargos civiles, como el llamado general Amado (José Amado Guerra). secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, un cargo que por años llevó el defenestrado Carlos Lage, además de un grupo numeroso de uniformados que ocupan ahora cargos en cuanta institución exista.
Otros, que colgaron los uniformes pero que siguen en la cúpula también suman, como el coronel Ricardo Cabrisas, quien a sus 86 años lleva aún el peso de importantes gestiones en la isla, sobre todo las relacionadas con el comercio exterior, por encima incluso del ministro Rodrigo Malmierca.
Los representantes de la prensa no faltan en la lista, como los directores de los diarios nacionales, menos la de Granma, cuya ausencia puede tener algún significado, entre esos que ya le estén preparando el relevo. También dirigentes de la Unión de periodistas, con destaque para la vicepresidenta de la organización, Rosa Miriam Elizalde, algo que no cayó muy bien en el gremio, desde donde se levantaron voces para pedir la inclusión de Ricardo Ronquillo. Pero es entendible: ella es más confiable, aunque esté casada con un abogado extranjero.
Yusuam Palacios, el director de la Fragua Martiana, sigue. Su adulonería es tan importante que a nadie se le ocurrió dejarlo fuera. Eso sí, falta Humberto López. Lo que hace el principal vocero del régimen le dio para entrar al comité central del partido, pero tendrá que hacer más ‘méritos’ para ser parte de la Asamblea NAcional.
También ha deportistas, entre ellos los lauredos Mijaín López y Julio César La Cruz, aunque no está claro lo que pueda aportar el último, cuando no sea levantar la mano siempre, sepa o no de lo que se trata en ese momento. Y hay artistas y sus dirigentes, sobre todo Arnaldo Rodríguez, el del Talismán, el mismo que defendió a ultranzas a Díaz Canel cuando ordenó salir a la calle a reprimir a los manifestantes del 11 de julio de 2021.
Y está Gerardo Hernández, el espía al cual muchos de sus admiradores consideraron como presidenciable, pero que ve escapar sus opciones, porque ya va para 58 años y la Constitución cubana prohíbe que alguien mayor de 60 años sea elegido por primera vez para dirigir el país.
Para marzo está programado eso a lo que el régimen cubano llama elecciones. En cada municipio los electores votarán por el que les corresponda, y solo si más de la mitad no lo respalda en las urnas, no formará parte de la Asamblea Nacional y habrá que elegir a otro. Pero eso no pasará. De eso doy fe y puedo apostar. Porque en Cuba esas cosas se resuelven por unanimidad. Y si alguno no obtiene el 50 por ciento, alguien se encargará de dárselo.
Parlamento cubano: los rostros de siempre
