Por Anette Espinosa.
La Habana.- La pandemia de coronavirus terminó de dejar en evidencia al gobierno cubano y a un sistema sanitario que cada vez tiene más vías de agua, y no solo por las condiciones de las instalaciones de salud, por la calidad de sus médicos, o por la escasez de medicamentos, sino hasta por las causas que generan enfermedades que solo se ven en la isla.
Cuba es uno de los países más contaminados del mundo. No el que más, porque Haití, la India y otras naciones africanas tienen sus tierras y sus aguas corrompidas a más no poder, pero está entre los primeros, y en América, salvo Haití, va por delante de todos, y eso genera enfermedades que en la situación cubana generan muchos problemas a la población.
Muchos cubanos padecen de diarreas permanentes o de enfermedades en la piel, con forúnculos que obligan a tomar antibióticos, incluso a cirugías menores para hacerlos desaparecer. Y las aguas contaminadas tienen su papel en todo eso.
En el país cuyo gobierno dice que se preocupa sobre todo por la población, hay centenares de pueblos y comunidades, cabeceras municipales incluidas, que no tienen acueducto ni alcantarillado. Y en esos lugares la población no tiene más remedio que abrir pozos en las cercanías de sus casas, y ahí mismo, apenas a unos metros, están las fosas.
Esas personas toman agua contaminada y con esa misma agua se bañan. Y ya sé que hay campañas para hervir el agua, pero tampoco hay combustible para hervirla, o no hay dinero para pagar la corriente que se gasta en esas labores.
Encima de eso, los ríos cubanos, en su mayoría, tienen niveles de contaminación altos, lo mismo que algunos mares, pero sobre todo la bahía de La Habana, a donde va a parar una buena parte de los residuos de una ciudad donde vive más de un millón y medio de personas.
Para colmo, en Cuba no hay dispensadores de agua públicos, donde la población, por unas monedas, pueda comprar la que necesita para beber. En Cuba te tomas el agua de la pila, o la hierves, porque no hay otras opciones, porque comprarla en las tiendas en MLC es imposible. Los precios que tiene y la oferta limitada, hace que solo algunos privilegiados y los turistas puedan tener acceso a esos lugares.
A veces, incluso, no hay agua en las tiendas ni para los extranjeros que visitan el país, y eso que en Cuba priorizan a los turistas aunque los cubanos sufran las más inclementes necesidades.
La situación no tiene visos de mejorar, porque el gobierno no se dedicará en el futuro próximo a construir acueductos ni sistemas de alcantarillados, porque antes de hacer los nuevos tendrá que reparar los que ya existen, que cada vez son más ineficientes.
Tampoco parece estar interesado el gobierno en comprar dispensadores de agua, a los cuales pueda acceder la población por un precio módico, ni llevar a cabo una campaña de saneamiento total que haga que las aguas sean bebibles, como ocurre cada vez menos en todo el mundo.
Para colmo, seguirán escaseando los medicamentos, así como los reactivos que se necesitan para las pruebas médicas que determinen qué enfermedad padecen las personas. Incluso, cada vez habrá menos camas en los hospitales, esos que se caen a pedazos ante la mirada indolente de los dirigentes a todos los niveles, y también menos médicos.
Los galenos serán necesarios en Brasil, Honduras o cualquier otro país que pague al castrismo, porque el dinero es importante para tener alimentada y bien atendida a la familia real, a la cúpula gobernante y a unos pocos más, mientras la mayoría apenas sobrevive en un mar de necesidades, con la única opción de que aparezca un día una posibilidad para irse al extranjero, a cualquier lugar.
