Por Anette Espinosa.
La Habana.- Cuba es el segundo país del mundo con menos tráfico vehicular. Solo Corea del Norte tiene menos medios de transporte que Cuba. Pese a eso unos 10 mil accidentes de tránsito ocurrieron el año anterior en el país, a una media de 27 cada día, con casi dos fallecidos por jornada.
La Habana, por mucho el lugar de más vehículos, está entre las provincias más afectadas, lo mismo que Cienfuegos, Ciego de Ávila, Granma y Pinar del Río. Las causas, según la dirección de Tránsito de la Policía Nacional, están vinculadas, en su mayoría, con el mal actuar de los choferes, pero eso no es totalmente así. Hay otras causas y vamos a verlas.
Cierto es que quienes manejan en Cuba se olvidan de aquello de la cortesía. Un chofer cubano ve a alguien cruzando la calle y en lugar de disminuir la velocidad, lo aprieta, pitazo previo. Y también es cierto que los cubanos, lo mismo en Majagua, en Jimaguayú, o que en 23 y N, cruzan la calle, o las carreteras, por donde le venga en ganas.
Para la Policía, una de las causas es la violación de los límites de velocidad. Y puede que tengan razón, porque con el vetusto parque automotor de Cuba, las posibilidades de accidente aumentan a medida que el velocímetro -de los carros que tienen- se mueve hacia la derecha. Y es fácil ver por las Ocho Vías a un ‘almendrón’ del año 52, con un motor nuevo, a más de 100 kilómetros por hora. Pero no todo es la velocidad.
También hablan del exceso de pasaje, sin poner en ninguna parte lo del exceso obligatorio. Porque cuando un chofer llega a un sitio y monta en la cama de su camión a una persona, ya está cometiendo una violación. Las personas no pueden viajar en esas condiciones, pero en Cuba no hay otra opción, porque no hay ómnibus, no hay trenes, ni tranvías ni taxis pagables. Entonces, el exceso no es opcional, sino única obligación.
Por último, la Policía de Tránsito se refiere a la pérdida del control del vehículo por parte de los conductores. Pero no dicen cuáles son las causas de esa pérdida de control, más allá de los muchos que manejan borrachos. La mayoría de esos carros que chocan de frente, que caen en las cunetas, que se van contra árboles en las carreteras, lo hacen porque los conductores tienen que esquivar huecos enormes en carreteras más dañadas que las de Ucrania, a pesar de la guerra.
Hace más de 20 años que no se reparan muchas de las carreteras principales de Cuba. Las otras, las más importantes, como las Ocho Vías o la Central, están llenas de huecos peligrosos, que provocan ponches, gomas reventadas, llantas jorobadas, choques, y todo lo que se le pueda ocurrir a uno.
La responsabilidad de las carreteras es del gobierno, lo mismo que de la falta de transporte. Incluso es responsabilidad del gobierno que muchos choferes manejen borrachos, porque esos, una vez detenidos por los policías, resuelven el problema con una comisión, y a seguir.
Cuando las personas dicen que Cuba es un Estado fallido, también incluyen estos indicadores: escasez absoluta de transporte, vías de comunicación en pésimo estado, parque vehicular desastroso y policía corrupta. Y esos son problemas que un gobierno más o menos eficiente pudiera resolver, pero que ahora mismo no le importa a nadie, porque los muertos, casi siempre, los ponen los hijos de Liborio, mientras los vástagos de los señores feudales y de sus acólitos tienen hasta Mercedes Benz y se dan una buena vida.
